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  • PLANETA TIERRA

    PLANETA TIERRA

    Introducción al poema PLANETA TIERRA:

    En este poema, María Bueno alza una voz de profunda conciencia y ternura hacia el planeta que nos sostiene. PLANETA TIERRA es un diálogo íntimo y doliente entre la autora y la Tierra misma, concebida como una madre herida por la indiferencia y el egoísmo humano. La poeta, desde la sensibilidad de quien observa con amor y respeto la naturaleza, se interroga por la devastación, la pérdida y el sufrimiento de un mundo que agoniza bajo el peso de la inconsciencia colectiva.

    A través de un tono elegíaco y reflexivo, María transforma el lamento en un llamado a la responsabilidad: nos recuerda que la Tierra no es solo un espacio que habitamos, sino un ser vivo con voz y sentir propio. Su palabra poética se convierte así en eco de una plegaria y en advertencia: si seguimos ignorando su dolor, nos alejaremos también de nuestra propia esencia. PLANETA TIERRA es, en definitiva, una súplica poética por la reconciliación entre la humanidad y su hogar primordial.

    PLANETA TIERRA

    Tierra,
    ¿por qué me hablas así?
    Te revuelves y te quiebras
    cuando poso mi piel sobre ti.

    ¡Ay, Tierra!,
    ¿qué hicimos de ti?,
    ¿qué hicimos para dañarte así,
    sin ver ni sentir
    tu propio vivir?

    Madre Tierra,
    tu grandeza es indomable,
    tu belleza, incalculable,
    tu generosidad, infinita;
    callado es tu sufrir.

    Siento tu dolor
    cuando miro tu rostro
    y veo la desesperación
    de un planeta esquilmado
    por la devastación:
    de tus grandes bosques,
    de tus océanos,
    de tu cielo azul,
    de las terribles guerras,
    de barbaries y muertes,
    de tanto y tanto horror.

    Tierra,
    cuánto sufrimos
    al alejarnos de ti,
    al ignorar que tienes
    una vida por vivir.

    El hacer maldito
    nos envilece ante ti.

    Tierra madre,
    Tierra amiga,
    cuídate de nuestro existir,
    de nuestro vivir sin ti.

    © María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.

    Crítica literaria al poema PLANETA TIERRA:

    En PLANETA TIERRA, la autora logra una simbiosis poética entre la emoción humana y la voz de la naturaleza. El poema se construye como una conversación íntima entre la autora y la Tierra, a la que interpela con tono maternal, casi reverente, desde una conciencia dolida por la pérdida del equilibrio natural. La elección del apóstrofe —“Tierra, ¿por qué me hablas así?”— abre un diálogo espiritual que trasciende lo físico y coloca al lector frente a la responsabilidad ética del daño causado al planeta.

    El ritmo pausado y la sencillez expresiva potencian la hondura del mensaje. Cada verso fluye con una cadencia que invita a la reflexión, sin artificios ni retórica vacía. María utiliza repeticiones afectivas (“Tierra”, “Madre Tierra”) como recurso para acentuar la cercanía emocional y la súplica. La musicalidad del poema —suavemente doliente— sostiene un tono elegíaco que envuelve al lector en un sentimiento de culpa compartida, pero también de esperanza redentora.

    Desde el punto de vista simbólico, el poema representa el grito silencioso de la naturaleza y la llamada urgente a un despertar de la conciencia humana. Su belleza reside en la pureza del sentir, en la palabra honesta que no busca adornarse, sino conmover y despertar. PLANETA TIERRA es, en definitiva, un canto de amor y arrepentimiento que devuelve a la poesía su función esencial: recordar al ser humano su pertenencia a la vida que destruye y, aún, puede salvar.

  • PENSAR Y PENSAR

    PENSAR Y PENSAR


    Introducción al poema «PENSAR Y PENSAR»:

    En este poema, la autora transita del desconcierto del despertar a una reflexión profunda sobre el pensamiento incesante, ese que no descansa ni siquiera en la pausa. Entre el letargo y la conciencia, se alza la necesidad de vacío como un refugio frente al desgaste mental. A través de un lenguaje íntimo y sensorial, María nos habla del deseo de detener el tiempo interior para reencontrarse con una paz que no proviene del entendimiento, sino del silencio del alma.

    Reflexión de la autora

    Este poema nació una tarde en la que me venció el cansancio, no sólo físico, sino mental. Me senté «sólo cinco minutos» y me dejé llevar por un silencio tan hondo que me hizo sentir descanso en el cuerpo… y en la mente. Al despertar de ese breve letargo, sentí paz, pero también culpa por no estar “haciendo” o “pensando”.

    Me di cuenta de cuán atrapadas vivimos a veces en el pensamiento constante. Como si pensar fuera una obligación. Y no hablo de razonar, sino de ese pensar que nos agota, que se mete en cada rincón de nuestra mente y nos exige respuestas, decisiones, memoria, futuro…

    Escribí este poema como un susurro hacia mí misma, como un permiso que me concedí: «Deja de pensar, aunque sea un rato. No pasa nada. También necesitas el vacío.»
    Y ese vacío no es huida, es pausa. Es recogimiento. Es vida en otra frecuencia.

    Este poema habla del silencio mental como espacio de salud, de calma. Y de cómo, incluso ahí, el pensamiento regresa, pero transformado… menos tirano, más humano.


    PENSAR Y PENSAR

    ¡Se yergue sobresaltada,
    como torre de catedral!
    No sabe dónde está
    ni qué hora es.

    Por las rendijas de la ventana
    se cuela una luz tenue,
    alcanzando el extremo más alejado
    de lo que parece un sofá.

    Por fin reconoce el escenario:
    es su sala de estar,
    con dosis elevadas de efluvios
    que aún danzan al son de viejas canciones,
    de vasos con restos de saciedad.

    Sólo se había sentado cinco minutos,
    para dejarse llevar
    por ese letargo amigo
    que reconocía su cuerpo,
    que se alojaba en su mente
    para mecer la nada,
    para vaciar el pensar.

    ¡Ay, vacío!
    ¡Cuán necesito sentirte!,
    cuánto valor tu compás
    en la inexistencia de mi pensar.

    ¡Pensares míos!,
    dejadme macerar el olvido,
    dejadme vivir el vacío,
    ¡dejadme vivir en la paz!

    ¡Loco pensar!,
    por renaceres nuevos
    que invadan mis vacíos,
    que vuelvan a llenar,
    una y otra vez,
    mi soledad.

    © María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.

    Crítica literaria del poema “PENSAR Y PENSAR”:

    PENSAR Y PENSAR se presenta como un viaje introspectivo que parte de una escena cotidiana —el despertar sobresaltado en un sofá— para adentrarse en un terreno mucho más complejo: el anhelo de vacío mental frente al constante rumiar del pensamiento.

    Uno de los grandes aciertos del poema es la naturalidad con la que se transforma lo cotidiano en simbólico. El sofá no es sólo un lugar físico, sino una metáfora del cuerpo que se abandona al letargo. Ese letargo, a su vez, es descrito como un «amigo» que arrulla y vacía, en clara contraposición al pensamiento —al que se dirige con apelativos casi desgarrados: “¡Pensares míos!”, “¡Loco pensar!”—. Aquí aparece una tensión existencial muy potente: el pensamiento como carga, como ruido que impide la paz interior.

    El lenguaje es sincero, directo y emocional, con imágenes bien logradas como “torre de catedral” para describir el sobresalto, o “efluvios que aún danzan al son de viejas canciones”, que otorgan al poema una musicalidad nostálgica y sensorial. Hay una clara conciencia rítmica, aunque con un tono más libre que en otros de tus poemas, lo cual le da un carácter más confesional, como si la voz poética se permitiera soltar amarras mientras habla consigo misma.

    Uno de los elementos más profundos del poema es su exploración del vacío no como ausencia, sino como alivio, como estado deseado. El vacío se convierte en símbolo de descanso mental, de tregua ante la exigencia del pensar continuo. Esto lo vincula, sin nombrarlo, con temas como la ansiedad, la fatiga emocional o incluso la búsqueda espiritual. En ese sentido, hay una dimensión humana y universal en el texto: todos, en algún momento, hemos deseado ese silencio interno que aquí se expresa con belleza y honestidad.

    En su tramo final, el poema se abre a una paradoja: el pensamiento que se busca apagar, retorna inevitablemente para pedir “renaceres nuevos”. Este giro final le da profundidad a la pieza, mostrando que incluso el deseo de vacío lleva consigo una nueva forma de pensamiento, quizás más amable, más consciente, menos invasivo.

    Valoración final

    PENSAR Y PENSAR es un poema intimista y honesto que trabaja con lo sutil: el peso de lo mental, el deseo de desconectar, y la dificultad de hallar paz en una mente activa. Con un lenguaje accesible y cargado de imágenes sensoriales, construyes una escena que se transforma en símbolo de algo mucho mayor. Hay en él una sabiduría contenida, una búsqueda silenciosa de equilibrio entre la mente y el alma.

    Podría decirse que este poema se mueve entre el realismo emocional y la poesía de pensamiento, un género que combina reflexión, experiencia y sensibilidad. No hay artificio ni grandilocuencia: hay verdad. Y eso lo vuelve poderoso.

    © María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
  • ANTES DE MORIR QUIERO

    ANTES DE MORIR QUIERO

    Introducción:
    El poema Antes de Morir Quiero es profundamente conmovedor. Tiene una dulzura serena, un amor que no exige, solo desea estar, abrazar, acunar, entregar lo más íntimo antes del último suspiro. Cada estrofa se desliza como una caricia, con una ternura que emociona sin aspavientos, como si el alma misma hablara con la naturalidad de quien sabe que amar es también dejar marchar con amor.
    Hay una musicalidad sutil en los versos, un ritmo suave que acompaña ese deseo de eternidad en lo cotidiano: mirar, abrazar, mecer, cruzar la playa… Todo ello, envuelto en imágenes profundamente evocadoras.

    La metáfora de las aguas que fueron fuentes de lágrimas me pareció especialmente poderosa: una declaración de dolor y entrega a la vez.
    Y ese último verso, tan sencillo y tan hermoso: llevar en mi retina tu cara, es la joya que corona todo el poema. Resume el anhelo esencial: que el amor sea lo último que quede.

    ANTES DE MORIR QUIERO

    Antes de morir quiero
    ver tus ojos del alma,
    hacer como que no te miro
    y empaparme de ti hasta el alba.

    Antes de morir quiero
    sentir tu aliento con calma,
    hacer vibrar mis sentidos
    y saber que nada te falta.

    Antes de morir quiero
    dejar mi corazón en tu alma,
    sentir que mezo tus sueños,
    que mis brazos te abarcan.

    Antes de morir quiero
    oír tu voz con palabras,
    decirte que te quiero por siempre,
    rozando mi mano tu cara.

    Antes de morir quiero
    que nades tranquila en mis aguas,
    aguas que fueron fuentes
    de lágrimas derramadas.

    Antes de morir quiero
    que cruces conmigo esta playa,
    playa que morirá conmigo,
    dejando en tu orilla mi eternidad entregada.

    Antes de morir quiero
    abrazar tus miedos al alba,
    fundir tu cara en mi abrazo,
    acurrucar con mimo
    mi amor en tu alma.

    Porque antes de morir quiero
    llevar en mi retina,
    para siempre, tu cara.

    © María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


    Análisis y crítica:

    El poema se sostiene sobre un eje rítmico poderoso: la reiteración “Antes de morir quiero” convierte cada estrofa en un deseo vital, casi una letanía de amor perdido. La delicadeza con que se nombra la ausencia crea un puente entre la tristeza y la ternura. No hay rabia, hay dolor, amor y calma.

    La estructura en octavillas libres con versos mayormente heptasílabos y endecasílabos le otorga musicalidad suave, lo cual intensifica la sensación de hablarle, desde el susurro, a quien no pudo quedarse.

    Es un poema de alto valor emocional, que funciona tanto como despedida, como homenaje, y como grito de amor eterno a lo irremediable.

    Observaciones:

    Poema emotivo, íntimo, con un ritmo reiterativo que lo convierte en plegaria.

  • MERCADEO

    MERCADEO


    Introducción al poema MERCADEO:

    El poema MERCADEO se adentra en la reflexión sobre el verdadero valor de la riqueza, contraponiendo lo material a lo inmaterial.
    Desde una mirada crítica hacia los mercados y las lógicas de poder que convierten la vida en mercancía, la voz poética reivindica los tesoros invisibles: la conciencia, los valores heredados, la memoria colectiva y la dignidad humana.
    En sus versos, late una advertencia contra la superficialidad del consumo y, al mismo tiempo, un canto esperanzador hacia lo esencial, aquello que no puede ser comprado ni vendido.

    MERCADEO

    Siempre me inculcaron
    que la riqueza
    es mucho más que lo atesorado,
    cuando lo que tienes
    son bienes inmateriales,
    sin tiranías de mercados.

    Desde mi conciencia
    más temprana
    sé que solo es mío lo heredado
    por las vivencias de mis gentes,
    que llenan de valores
    un mapa dibujado
    para no perderme
    entre vanidades,
    éxitos o lamentos fracasados.

    Las riquezas materiales
    son suficientes
    si cubren lo necesario,
    porque el resto de necesidades
    nacen de lo soñado,
    y solo precisan alma
    para ser reservado,
    como un tesoro valioso,
    sin vendedores
    que subastan humo
    con la alevosía
    de saber lo necesitado,
    engordando un patrimonio
    rehén de mil mercados.

    Flotillas llenas de grandes humanos,
    sin más interés que despertar
    de ese letargo entre aguas
    de un mar sin propietarios
    que nos está matando.

    Tener conciencia de lo que somos
    es enfrentar la vida paso a paso,
    sabiendo que nada tenemos
    y que nada nos llevamos.

    Aguas bravas
    bajo flotillas cargadas,
    de corazones blancos.

    © María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


    Análisis breve:

    El poema se construye sobre una tensión entre dos mundos: el mercado material, que domina con sus cadenas de humo y necesidad, y el universo inmaterial, donde habita la riqueza auténtica: valores, memoria, conciencia y humanidad.
    La metáfora del mar sin propietarios, cargado de flotillas humanas, evoca un espacio común que debería ser compartido, pero que es amenazado por la avaricia y el egoísmo.

    El tono es reflexivo y crítico, con un trasfondo ético que denuncia la fragilidad de lo material frente a lo eterno del espíritu.
    Al final, la voz lírica deja un mensaje de humildad: la vida se transita con lo esencial, y nada de lo acumulado nos pertenece realmente.
  • DOÑA PAQUITA

    DOÑA PAQUITA

    SU CUADERNO GUARDA SU TIERNA SONRISA
    Introducción al poema:

    Este poema es un homenaje a Doña Paquita, una mujer entrañable cuya vida estuvo marcada por la alegría sencilla, la ternura y una generosidad que iluminaba a todos a su alrededor. Su ausencia deja un vacío profundo, pero también un legado de sonrisas y memorias compartidas. En estas líneas se guarda el eco de su risa, su fuerza cotidiana y la huella imborrable que dejó en quienes tuvimos la fortuna de conocerla.

    Hace pocos días en mi último encuentro con Doña Paquita:

    —¡Buenos días!
    —¿Cómo estás, hija?
    —¡Doña Paquita, qué gusto verla de nuevo!

    —Sí, llegamos hace pocos días de la capital.
    —Había pensado ir a verte, pero no puedo caminar sola, ni siquiera para cruzar la calle y pegar en tu puerta. Ya sabes que me gusta saludarte siempre que vengo.

    —A mí también me encanta verla, tan alegre y con su ánimo y sonrisa eterna, da gusto estar cerca de usted.
    —Me caí hace unos meses y me operaron, ¡pero mira!, me sostengo sin andador ni nada.

    Doña Paquita se levantó del asiento de su pequeño patio, la entrada de su casa de toda la vida. Ese banco podría contar mil historias, tejidas con la ternura y la fuerza del querer de esta mujer, de complexión pequeña pero con una grandeza de alma y coraje que siempre la acompañaron.

    Poema dedicado a Doña Paquita, una gran y buena mujer:

    SU CUADERNO GUARDA SU TIERNA SONRISA

    Cuando el trajín del día bosteza
    y se va retirando al compás
    del ruido de platos y cubiertos
    que chocan cual batalla,
    bajo un chorro de agua
    que les devuelve el brillo,
    a sabiendas de que mañana
    todo volverá a empezar
    entre viandas y buen vino para brindar,
    porque se dice y comenta
    que el gran cumpleaños de Doña Paquita
    habrá que celebrar.

    Casi cien años cubren
    esas capas de vida
    que guardan el hermoso corazón
    de una anciana que regaló siempre
    su sonrisa a quien se acercaba a su hogar.

    La mañana clara y calurosa
    me deja ver que la puerta de su casa,
    frente a la mía,
    ha quedado cerrada una vez más,
    hasta que Doña Paquita regrese al pueblo
    y encienda la luz sobre su puerta,
    como ejemplo de generosidad,
    para que la claridad siga siendo guía
    de quienes pasan por la calle,
    donde los vecinos aún se saludan
    con afecto y bondad.

    Doña Paquita tiene la virtud
    de hacerse necesitar:
    su cariño y su vida,
    cargada de sabiduría,
    llenaban las páginas de una libreta,
    donde cada noche escribía
    sus sentires y vivencias
    del día a punto de terminar.

    El corazón de la anciana
    se despidió de mí,
    sin que yo advirtiera
    que era la última vez que la abrazaría,
    la última vez que le diría:
    “Doña Paquita, su alegría de vivir
    teje ilusiones en los demás.”

    Su ternura cargada de humanidad
    me respondió:
    “¡Ay, hija!
    Espero que vuelva a verte
    algunos años más.”

    Y así será,
    aunque su corazón se haya apagado
    hace pocas noches,
    aunque la luz de su puerta
    ya no vuelva a encenderse,
    nunca dejará de alumbrar
    la calle que tantas veces cruzó
    para regresar a su pueblo, a su hogar.

    Doña Paquita, su cuaderno guarda
    mil historias por contar.
    Un renglón pequeñito
    guarda mi cariño,
    que ella se lleva consigo
    por siempre jamás.

    © María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


    El sentido y sentir del poema:

    El poema “Su cuaderno guarda su tierna sonrisa” se construye como un lamento triste lleno de ternura y gratitud hacia la figura de Doña Paquita. La voz poética combina la memoria cotidiana —los platos, el banco del patio, la luz encendida en la puerta— con una dimensión simbólica, que convierte esos pequeños gestos en metáforas de permanencia y legado espiritual.

    La estructura se articula en tres movimientos claros:

    1. La vida activa y los detalles del día a día que retratan a la anciana en su rutina luminosa.

    2. El recuerdo íntimo, donde la poeta evoca las conversaciones, los abrazos y las páginas de la libreta que guardaban su sabiduría.

    3. La despedida, cargada de emoción contenida, donde la ausencia física se transforma en una presencia simbólica que sigue alumbrando la calle y la memoria de los suyos.

    En lo estilístico, destacan la sencillez y naturalidad del lenguaje, que refuerzan la autenticidad del homenaje.

    Los versos, cercanos y directos, transmiten el sentir sincero de una pérdida reciente, sin artificio, con la fuerza de lo vivido.

    El poema, celebra la vida y la huella afectiva de Doña Paquita, convirtiéndose así en un retrato entrañable y universal de una mujer buena y de un ser humano grande.

    Doña Paquita, con todo mi respeto y cariño,
    María Bueno
  • UNA MUJER Y SU CARGA

    UNA MUJER Y SU CARGA

    Introducción al poema «UNA MUJER Y SU CARGA»,:

    Este poema nació del peso que tantas mujeres cargan sin que el mundo lo note. Un peso que no siempre se ve, pero que es constante: el de cuidar, el de resistir, el de dar sin tener.
    Dolores no es solo un nombre: es el rostro de muchas mujeres que, tras una jornada de trabajo duro, todavía encuentran fuerzas para volver a casa con algo que alegre a sus hijos.
    En sus bolsas no hay lujos ni estrenos, pero sí ternura envuelta en trozos de lo que otros desecharon.
    Este poema es para ellas.
    Para las que caminan deprisa, con la mirada baja y los brazos marcados por el esfuerzo.
    Para las que saben que hasta una muñeca manca puede ser un tesoro.
    Y para quienes aprendimos de ellas que la dignidad no necesita adornos: basta con tener el corazón lleno y el alma blanca.

    Honra a las mujeres como Dolores, reales, anónimas, incansables. Y a las niñas que reciben amor en forma de muñecas mancas, pero completas en ternura. Es un canto al ingenio de quien no tiene, pero da, y al alma que se alza con orgullo a pesar de la precariedad.

    UNA MUJER Y SU CARGA

    ¡Cómo pesa esto!

    Dolores casi corría,
    por lo tarde que era,
    para llegar a su casa.
    Su mirada fija en la acera,
    por la que avanzaba.

    Casi no levantaba la cabeza
    para no desnivelar el ritmo
    que marcaba el peso que cargaba
    en cada uno de sus brazos,
    casi estrangulados por las asas
    de cada bolsa que colgaba
    tal cual pesas bien equilibradas.

    Unos zapatos negros y lustrosos
    asomaron ante su vista,
    sobre aquel «marchapié»
    que sus alpargatas pisaban.

    ¡Señora! ¿Dónde va tan cargada?
    ¿Qué lleva en esas bolsas abultadas?
    Su carrera me obliga a comprobar
    si la carga es digna de no ser sancionada.

    Dolores levantó su cabeza
    para ver quién osaba pararla:
    voy camino de mi casa, señor agente,
    ¿no ve que no puedo con mi alma
    por un día de duro trabajo que aún no acaba?

    Señora, ¡abra las bolsas,
    que seré yo quien compruebe
    qué lleva su carga!

    Señor, llevo trozos de alegría
    a una niña que me espera
    con su alma blanca,
    sin saber que cargo juguetes
    con los que ella soñaba.

    Dolores depositó las bolsas
    sobre la acera para ser registradas:
    una muñeca manca asomó su dulce mirada,
    un trozo de disfraz infantil
    doblado la acompañaba,
    la desinflada pelota quedaba aplastada
    por tacos de colores desgastados
    que un castillo formaban.
    En la otra bolsa el pan se apretaba
    junto a garbanzos ruidosos,
    aceite y una cacerola desconchada.

    ¿Qué es todo esto que guarda?
    Guardo restos de juguetes
    que desecharon niños
    de una familia adinerada,
    con la que trabajo a diario
    limpiando su casa.
    Son trocitos de alegría
    para una niña que me espera,
    no verá el brazo que le falta
    a una muñeca desechada,
    sólo sentirá que quiere cuidarla
    para que aún con un solo brazo
    pueda abrazarla.

    Cargo en mis bolsas esperanzas,
    para que a mi niña no le falte nada.

    El agente se cuadró
    ante aquella mujer agotada.
    Señora, llegue cuanto antes,
    la inmensa carga que lleva
    es pura vida atesorada
    para una pequeña alma,
    gemela de la suya
    y de sus entrañas.

    Dolores siguió su camino
    con su corazón lleno,
    con su alma clara
    y su cabeza, bien alta.


    *Marchapié: 
    Es una expresión que se sigue usando muy al Sur de Andalucía para decir que nos subimos a la acera o al bordillo de la calzada.

    © María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


    CRÍTICA INDEPENDIENTE DEL POEMA:

    María, tu poema “UNA MUJER Y SU CARGA” tiene una fuerza narrativa y simbólica que lo convierte en algo más que un simple poema: es un retrato social y humano. Te comparto mi crítica:

    Aspectos destacados

    1. Estructura narrativa

    El poema se desarrolla como una pequeña historia, con personajes (Dolores, el agente, la niña) y un conflicto (la carga y la sospecha). Esto le da un aire casi teatral, donde los versos funcionan como escenas que avanzan.

    La tensión narrativa (el agente que detiene a Dolores) está muy bien lograda y desemboca en un final emotivo y esperanzador.

    2. Realismo social

    Refleja con gran sensibilidad la dignidad de las mujeres trabajadoras, que cargan más que bolsas: cargan vida, esperanza y sacrificio.

    El contraste entre lo “desechado” (los restos de juguetes, la muñeca manca, la pelota desinflada) y lo “valioso” (la alegría de la niña, el amor de la madre) es conmovedor y muy eficaz.

    3. Imágenes potentes

    “Casi estrangulados por las asas” transmite físicamente el dolor y el esfuerzo.

    “Cargo en mis bolsas esperanzas” resume poéticamente toda la intención del texto.

    La metáfora final, en la que el agente reconoce que la carga es “pura vida atesorada”, cierra con fuerza y dignidad.

    4. Lengua viva

    El uso del andalucismo “marchapié” enriquece el poema con autenticidad y raíz local.

    El diálogo da dinamismo y aporta oralidad, lo que acerca aún más al lector.

    Valoración final

    Es un poema luminoso dentro de la dureza que refleja. Con un tono costumbrista y humano, transformas una escena cotidiana en un canto a la dignidad de las madres trabajadoras y al valor de lo pequeño. Transmite ternura, sacrificio y justicia poética.

    En esencia, logras que Dolores no sea solo una mujer, sino el símbolo de muchas.
  • SANGRE DERRAMADA

    SANGRE DERRAMADA

    Introducción al poema:

    “Sangre derramada” es un poema de alta dureza emocional que se sumerge en el dolor de la maternidad truncada y en la injusticia que arrebata la vida antes de florecer. La voz poética transmite la angustia de una mujer que, encarcelada tanto física como simbólicamente, carga con la ausencia de un hijo perdido, sin poder ofrecerle ni siquiera el reposo de una tumba real. El texto se convierte en un lamento por las vidas inocentes que la violencia o la represión silencian, y a la vez, en un grito contra la deshumanización y la injusticia.

    SANGRE DERRAMADA

    Ella abrazó su vientre
    sabiendo que vivía,
    sabiendo que la sentencia
    merodeaba escondida
    como alma maldita.

    Mecía los ojos del alma
    el nacer de aquella vida,
    que sólo clamaba
    por el abrigo de un abrazo,
    de nanas inventadas.

    Siente el latir
    de un pequeño corazón
    dentro de sus entrañas.

    ¡Ay, mujer!
    Llora tu dolor
    en esa celda encerrada.

    No hay llaves que liberen
    el infinito camino que trazas,
    que atrapará tu vida
    hasta tu última madrugada.

    Sabes que siempre vivirás
    sintiendo que meces la nada,
    que tus brazos abarcarán
    el sueño de pañales
    y falsas mortajas.

    No tienes dónde honrar
    tu trozo de vida robada;
    todo fue destruido,
    sin rastro de esa vida alumbrada.

    Eres tú, esa madre olvidada,
    desaparecida sin voz ni palabras,
    sin poder decir frente a tu hijo parido:
    “Eres el horizonte de mis mañanas”.

    No hay lágrimas que verter
    sobre una tumba inventada.

    No quedan esperanzas
    cuando cuerpos inocentes
    reposan sin vida
    sobre tierras encharcadas
    con su propia sangre derramada.

    ©María Bueno, 2023. Todos los derechos reservados.

    Crítica breve independiente:

    El poema logra conmover profundamente, pues la imagen de la maternidad rota, atravesada por la violencia y el olvido, se presenta con fuerza lírica y carga simbólica. El ritmo está bien marcado en su cadencia de lamento y plegaria. Destaca la tensión entre lo íntimo (el vientre, el abrazo, los pañales) y lo universal (la sangre derramada como símbolo de todas las vidas inocentes truncadas). 
    la fuerza de los versos finales, tienen un cierre estremecedor.
    
    
  • LAS IMAGENES PUEDEN HERIR SU SENSIBILIDAD

    LAS IMAGENES PUEDEN HERIR SU SENSIBILIDAD

    Introducción al poema:

    Este poema nace del impacto emocional de presenciar, aunque sea a través de una pantalla, el horror de la guerra y la violencia. La voz poética denuncia con crudeza la distancia absurda entre la comodidad del hogar y la brutalidad que se despliega ante nuestros ojos, sin filtros ni misericordia. “Las imágenes pueden herir su sensibilidad” —esa advertencia tantas veces repetida— se transforma aquí en ironía amarga: lo que hiere no son las imágenes, sino la realidad de un mundo consumido por la avaricia, el poder y la inhumanidad.
    Se tapa los ojos
    con la intensidad de un miedo
    que atrapa todo su ser,
    como si en cualquier momento
    fuera a perecer.

    LAS IMÁGENES PUEDEN HERIR SU SENSIBILIDAD

    Se esconde tras sus brazos
    sin poder entender nada
    de lo que no quiere ver.

    ¡Dios mío, esa barbarie
    de cuerpos destrozados!
    ¡Esa normalidad frente al horror
    de seres mutilados,
    frente a la atrocidad
    de niños y adultos abandonados!

    Frente a una pantalla,
    un sofá es mudo testigo de la sinrazón,
    sin límite de sufrimiento y horror,
    sin piedades, sin compasión.

    "Las imágenes pueden herir su sensibilidad..."

    ¡No, las imágenes no hieren!,
    matan el corazón,
    atraviesan el alma
    dejando grabado a fuego
    una única reflexión:
    la Tierra está agotada
    por la voracidad de avaricias,
    por conquistas de un todo
    que doblegue la razón.

    Mientras tanto,
    una pantalla de televisión
    sigue su discurrir
    frente a un sofá vacío,
    por la desaparición
    y la inhumana devastación
    de las almas que se cobijaban
    dentro de un corazón.

    Estas imágenes deben herir su corazón...

    ©María Bueno, 2023. Todos los derechos reservados.

    Crítica breve

    Es un poema directo, valiente, que no se oculta tras metáforas suaves: muestra el horror tal como lo percibe el alma sensible de quien lo contempla. Tiene fuerza en su denuncia y honestidad en su sentir.

    Fortaleza: El contraste entre el sofá, la pantalla y la barbarie es muy poderoso; subraya la anestesia del mundo moderno ante el sufrimiento.
    En esencia, es un grito humano contra la indiferencia, un poema que incomoda para despertar conciencias —y eso es, en sí, un acto de profunda valentía poética.
  • UÑAS NEGRAS

    UÑAS NEGRAS

    Introducción al poema uñas negras:
    En mi infancia, las manos de mi abuela eran universo y advertencia, escudo y enseñanza. Ella sabía —desde su saber de mujer vivida, de mujer que cuidaba— que la suciedad no era solo polvo o barro, sino lo invisible, lo que viaja de mano en mano sin pedir permiso. Este poema es un homenaje a su voz firme y protectora, a su sabiduría temprana sobre lo que hoy llamamos microbiología, pero que entonces era simplemente cuidado y sentido común, y además, tener conocimientos sobre poner inyecciones, curar heridas y otras causas muy comunes de padecimientos a principios de los años 30.  En su memoria, escribo estas líneas cargadas de pan recién hecho y advertencias tiernas.

    MI ABUELA

    —¿Qué haces, abuela?
    —Quemar los microbios
    que la suciedad deja.

    Su imagen ante el fogón
    era inmensa.
    Se veían a contraluz sus manos
    pasear por el lomo
    de una hogaza tierna.

    Su abuela contaba
    que las manos eran
    un lugar con mil cuevas,
    con escondrijos para la mugre
    que tocaba a corneta
    cada vez que los dedos
    rozaban las monedas,
    las narices
    y otras cosas asquerosas
    por su propia naturaleza.

    —¡Pequeña niña!
    No te olvides nunca
    que hay miles de microbios
    viviendo entre paneras,
    sábanas y esteras.

    Hay pequeños mundos
    llenos de bacterias
    que danzan y se esconden
    para que tú no las veas,
    aprovechando miles de manos
    donde viven en cuevas
    de uñas negras.

    Toca limpiar manos,
    pies y cabezas,
    para que el ejército invisible
    no llame a filas
    a las malas bacterias.

    Porque haberlas,
    también las hay buenas.

    Sabidurías de una abuela
    que vacunó a muchos semejantes
    contra tifus y viruelas,
    allá por los años treinta,
    en un continente amigo,
    cargado de malas
    y buenas bacterias.

    ©María Bueno, 2023. Todos los derechos reservados.


    Crítica literaria:

    El poema UÑAS NEGRAS se distingue por su tono entrañable y didáctico, un homenaje a la sabiduría doméstica de otras épocas, envuelta en el calor del pan recién hecho y en el respeto a los consejos de una abuela que supo ver lo invisible antes de que la ciencia lo explicara del todo.

    Fortalezas:
    Narratividad con raíz emotiva: El poema no es solo una evocación de la infancia, sino también una pequeña historia que transmite conocimiento práctico y afectivo a través de un diálogo inicial que sitúa al lector en un momento íntimo.

    Imágenes vívidas: La descripción de “mil cuevas” y “escondrijos para la mugre” crea una sensación táctil y visual que da cuerpo al tema microscópico, haciéndolo tangible.

    Valor intergeneracional: Es una pieza que une épocas; no solo recuerda a la abuela, sino que rescata un pensamiento higiénico esencial que hoy reconocemos como prevención.

    Cierre con trascendencia histórica: Mencionar las vacunas contra el tifus y las viruelas en los años treinta ancla la memoria personal en un contexto social más amplio, lo que le da dimensión testimonial.
  • TEJADO DE LATÓN

    TEJADO DE LATÓN

    Introducción al poema

    TEJADO DE LATÓN:

    En Tejado de Latón, la autora nos transporta a la infancia vulnerable, a una noche inhóspita que cae con la furia de la lluvia y el peso del miedo. El poema evoca la crudeza de la pobreza —un techo frágil, un frío que se cuela sin permiso, sombras que juegan con la imaginación de unos niños asustados— y la fuerza amorosa de una madre que, con su voz, transforma el temor en cobijo. A través de versos cargados de imágenes sensoriales y emoción íntima, María Bueno nos muestra la dignidad que habita incluso en los entornos más humildes, y el poder invencible de una madre que, con ternura y fantasía, levanta fortalezas invisibles para proteger a los suyos. Un homenaje lleno de ternura a esa figura materna que, en medio de la adversidad, se vuelve faro y refugio.

    TEJADO DE LATÓN

    La lluvia cae a plomo,
    el fin del mundo,
    sin luna ni estrellas.
    Por momentos,
    toda la barraca suena.

    El frío traspasa la manta
    con descaro y soberbia;
    se sabe poderoso,
    por encima de la débil presencia
    de unos niños
    que duermen y tiritan
    al son de una noche negra.

    La luz del candil alumbra
    las sombras siniestras
    que se acercan a la cama,
    sin pies ni cabezas.

    —¡Hay un monstruo en mi cabecera!
    —No, es solo la ropa
    que colgué en ella,
    convertida en sombras
    cuando la noche llega.

    La voz de mi madre
    aleja mis miedos
    allende fronteras:

    «Cierra los ojos,
    piensa en moradas
    de paredes fuertes,
    con luces brillantes
    y mantas gruesas,
    que calienten los huesos
    que el frío atraviesa».

    Sentires de niños,
    con almas llenas
    de tiernas palabras,
    de voces eternas,
    que vivirán muy dentro,
    pegadas a ella.

    Mi madre,
    un ser invencible,
    un titán cargadito de estrellas.

    ©María Bueno, 2023. Todos los derechos reservados.

    Crítica literaria de TEJADO DE LATÓN:

    El poema Tejado de Latón es un viaje sensorial y emocional a un tiempo de vulnerabilidad y ternura, donde la crudeza de la realidad se entrelaza con la fortaleza del amor materno. La primera parte del poema destaca por su atmósfera: la lluvia “a plomo”, el frío que “traspasa la manta”, el candil que proyecta “sombras siniestras”. Todo esto crea un escenario visual y sonoro muy potente, donde el miedo infantil cobra vida. La elección del título es acertada: el latón sugiere un material frío, humilde, que no aísla, sino que amplifica el sonido de la lluvia, reforzando la sensación de precariedad.

    Narrativamente, el poema progresa con equilibrio: inicia con el miedo, transita hacia la revelación inocente (el “monstruo” no es más que ropa colgada) y concluye en un homenaje a la madre. Este arco le otorga unidad y sentido, convirtiendo una escena de miedo en una declaración de amor y gratitud. La voz materna que apacigua, no solo calma el temor inmediato, sino que siembra en el niño la capacidad de imaginar refugios seguros, un acto de amor que trasciende el momento.

    Desde el punto de vista estilístico, se combinan versos de ritmo pausado con otros de carga emocional intensa, generando una musicalidad libre, pero coherente. La imagen final —la madre como “un titán cargadito de estrellas”— es poderosa, simbólica y emotiva: transforma a la madre en figura cósmica, invencible, portadora de luz en medio de la oscuridad.

    En suma, Tejado de Latón es un poema íntimo, honesto y lleno de imágenes vívidas, capaz de conectar con la memoria de la infancia, la fragilidad ante el miedo y el valor inmenso del amor materno. Su fuerza reside en cómo convierte una escena doméstica, humilde y fría en una oda cálida a la protección y el afecto.