Este poema de hoy es el sentir del mismo niño del que escribí en enero del año 2024 y que pueden leer al final del poema que les muestro ahora:
EL NIÑO DE MI SENTIR
Aquel niño que sentí
hace ya más de un año,
aquel pequeño que miraba sus manos
sin tener nada que guardar,
nada por lo que vivir,
nada por lo que soñar.
Ese niño hoy, exactamente hoy,
posa sus manos sobre su pecho
para palpar el galope azorado
de su pequeño corazón
esperanzado en el final.
Es pequeño, aún no tiene edad
para saber la dimensión
que tiene algo llamado
ALTO EL FUEGO,
pero presiente que algo bueno será
por pequeña que sea esa frase,
por pequeña que sea la esperanza,
sabe que la guerra parará
para que resurja la vida entre la muerte
y él pueda gritar junto a sus mayores:
¡PAZ, PAZ!
Esa palabra blanca
que suena a caminar
sin la compañía del miedo
que agarraba sus entrañas cada día,
cada paso que ha dado
desde hace más de un año ya.
Aquel día de enero,
aquel miedo voraz,
esa desesperación
que le hizo caer de rodillas
para sólo invocar ¡HUMANIDAD!
Ese pequeño niño hoy vuelve a posar
sus pequeñas rodillas sobre una tierra
desde la que vuelve a gritar
formando sólo dos palabras:
¡GRACIAS HUMANIDAD!
(15 de enero del año 2025)
El siguiente poema es el que escribí sobre el mismo niño de mis sentires en enero del año 2024:

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