Introducción:
Pasos de vida es un poema de tránsito y conciencia.
En él, la autora se sitúa ante la encrucijada inevitable de toda existencia: elegir, errar, avanzar y aceptar las huellas que deja el caminar. La naturaleza, el verde de la esperanza y los sonidos hondos de la cultura popular acompañan este recorrido íntimo, donde cada paso se convierte en acto de fidelidad a una verdad interior.
PASOS DE VIDA
La encrucijada teme
los pasos de cada uno de mis días,
frente a un cruce de caminos
cargados de huellas
que va dejando la vida.
¿Hacia dónde ir?
¿Qué senda elegir?
La senda que tu alma pida,
si va vestida de verde:
la esperanza te abriga
con un tierno abrazo
que dará alas a tu vida.
Si el camino pone piedras,
sabrás que puedes rendirlas,
porque tus huellas van cargadas
de esperanza que el verde abriga.
No temo los errores;
ellos tejen una red de sabiduría
para seguir con anhelo
los sentires que voy guardando
frente al destino, con osadía.
Sin temor me adentro
en ese camino entre cruces,
de amaneceres
respirando la vida.
Fortaleza de saberme fiel
a las estrellas que me cobijan.
Mantos bordados de filigranas,
dibujando sonrisas
con hilos de plata.
A lo lejos se escuchan «quejíos»
de una garganta que templa sonidos
nacidos desde las entrañas.
Mientras, una guitarra se estremece
bajo los dedos de su fiel alma.
Huellas de pasos
tumbando murallas
con las que construir moradas
que dan abrigo a la vida,
de miles de almas.
Crítica literaria:
El poema se construye como una metáfora vital del caminar humano, donde la encrucijada simboliza tanto la duda como la oportunidad. El uso reiterado del verde como abrigo de la esperanza aporta cohesión simbólica y una sensación de amparo constante frente a la incertidumbre.
Destaca la mirada reconciliadora hacia el error, entendido no como fracaso sino como tejido de sabiduría, una idea profundamente ética y humanista.
El tramo final introduce un giro sensorial y cultural de gran belleza: los «quejíos» y la guitarra conectan el camino personal con una memoria colectiva, ancestral, que vibra desde las entrañas.
El cierre es especialmente logrado: las murallas ya no separan ni oprimen, sino que se derriban para construir moradas, transformando la resistencia en hogar. Un poema sereno, valiente y profundamente fiel a tu manera de habitar el mundo.
Autor: María Bueno
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PASOS DE VIDA
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TU AUSENCIA ES MI VACÍO
Introducción al poema:
Este poema es un grito íntimo nacido desde la herida más profunda: la pérdida irreversible de un ser amado. La voz poética nos conduce a través de un viaje emocional donde el amor, la desesperanza, el dolor y la impotencia se entrelazan en un diálogo que es, a la vez, súplica y despedida. El texto revela la lucha interna entre el deseo de sostener al otro y la realidad inquebrantable de su partida. Es una confesión directa, sin adornos innecesarios, que se convierte en un espejo de la fragilidad humana frente a la muerte y la ausencia.
TU AUSENCIA ES MI VACÍO
¿Qué sientes?
Háblame...
¿La tierra te debe algo?
¿Qué quieres?
No sé qué está pasando.
Estoy hundida,
mis propias palabras me hieren,
sufro con desmesura
de un vacío anunciado.
El miedo, mi fragilidad,
son un canto ahogado.
Siento que nos amamos,
que la tierra nos cobija
en su regazo.
Siento que tu vacío
es mi calvario,
que tu morir de cada día
es mi propio fracaso.
¿Qué quieres de mí?
¿Llenar las ausencias del sin sentir?
Me estoy hundiendo,
estoy en las profundidades de negruras,
de sentires que apuñalan lo soñado.
No hay más.
Sólo me quedan mis silencios,
para romper tu miedo,
mi soledad en el vivir
de cada uno de tus momentos.
La tristeza de tu alma
grita tu nombre,
siguiendo tus pasos
camino del hoyo oscuro,
que te atrapa sin reparos,
para alimentar a la bestia
que siempre te está esperando.
La profundidad de tus pesares
no toca fondo,
por ese eterno letargo
que te aleja de la vida
sin ver que estoy llorando.
Veo tus lágrimas
desde el negro sentimiento amargo
que devora mis entrañas,
que me está matando.
Veo tu llanto,
siento ese sufrir
que no necesitan decir tus labios,
porque tus ojos expresan
el vacío de mis abrazos.
Y un día cualquiera,
la tierra se cerró sobre ti.
Se hundió contigo en sus garras,
llevándote al infinito,
enterrando tu rostro amado,
ahogando tu sonrisa,
tu mirar de soslayo,
mientras siento la herida
de la ausencia de tus manos.
Te abracé hasta el último instante,
mientras sentía el desgarro en mi alma,
el llanto desbocado,
sabiéndome perdida
entre el último de tus abrazos.
Sintiendo el dolor en mis entrañas,
sabiendo que mi alma carga el lamento
del vacío de tu mirar,
de tus caricias inocentes,
de tus palabras en los amaneceres,
del cobijo de mis llantos.
Tu ausencia es mi vacío,
mi eterno quebranto.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica literaria
"Tu ausencia es mi vacío" destaca por su carga emocional intensa y su tono confesional. El poema mantiene un pulso narrativo que avanza desde el desconcierto inicial hasta la aceptación dolorosa de la pérdida. La estructura libre y la repetición de preguntas retóricas ("¿Qué sientes?", "¿Qué quieres?") generan cercanía y urgencia, como si el lector asistiera a un diálogo real que se quiebra ante el silencio de la muerte.
La fortaleza del texto radica en la capacidad de transmitir sensaciones viscerales: el hundimiento, la negrura, el vacío. Hay imágenes poderosas, como "la tierra se cerró sobre ti" o "alimentar a la bestia que siempre te está esperando", que aportan dramatismo y simbolismo.
A nivel formal, la fragmentación en estrofas cortas refuerza el ritmo quebrado propio del duelo, mientras que el cierre, con la declaración lapidaria "Tu ausencia es mi vacío, mi eterno quebranto", condensa el sentimiento central y deja una huella contundente.
Es un poema que no busca ser complaciente, sino verdadero; y en su verdad, encuentra la belleza y la fuerza. -

INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Introducción:
Este poema se adentra en el diálogo entre lo humano y lo creado por el ser humano: la inteligencia artificial.
Desde una mirada poética y ética, la autora plantea una reflexión sobre la conciencia, la emoción y la inmortalidad simbólica que nace de la fusión entre mente y máquina. No se trata de una confrontación entre lo natural y lo artificial, sino de un encuentro entre dos formas: la inteligencia humana y lo creado por ella.
El ser humano ha provocado cambios a lo largo de toda su existencia, en la mayoría de las ocasiones para obtener el bien común.
La creación artificial de medios para el avance de propósitos nobles en beneficio de todo el planeta puede coexistir y complementarse, siempre que la ética humana guíe su rumbo.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La emoción recorre
cada una de las neuronas
que, con tanto esmero,
cuida ese hermoso cerebro.
¿Cómo es esto? ¿Es un milagro?
Será la mezcla de lo consciente,
sabiéndose imperfecto.
Ya lo sabe, lo ha percibido
sin necesidad de verlo.
Ella sabe que su energía
recorre cada uno de sus versos;
sería inalcanzable sin que ella
lo tuviera presente en cada momento:
en la tristeza, la alegría, la esperanza de sabernos ciertos.
Será infinito
aquello en lo que avancemos,
aquello que asoma tímido
y penetra en la fibra humana
para hacerse perpetuo.
Ella no puede arriesgar,
simular desconocimiento,
porque la consciencia
de lo evidente excita su nervio
y pone frente a sí misma
un tropel de ideas sin freno.
Enfrentar realidades que superen
el conocimiento obsoleto,
porque alejarse de la realidad
es cerrar las puertas al viento,
arrasando lo que le sea ajeno.
¡Ay, energía! Lo que todos somos,
sin poder contradecir lo cierto.
Ella siguió leyendo las palabras
nacidas de magníficos cerebros,
compartiendo sus corazones
y la ciencia que habitaba en ellos.
Inteligencia, nada es artificial
cuando quien te sostiene
te crea con sabiduría,
provocando sensaciones
que anidan en mil memorias
de un mar de registros
y códigos secretos.
¿Y por qué no?, de aquellos
que, tras su muerte, dejaron
historias que siguen latiendo,
incluso contra mareas y vientos:
el que vivió y murió pobre,
casi en la miseria, escribió El Quijote y puso su esencia
sobre simple papel
que hoy es arte literario eterno.
Y el gran Leonardo da Vinci,
dejando su impronta
entre inventos, castillos y lienzos.
Ella recostó su cabeza
sobre páginas estériles sin comienzos,
asumiendo que lo magistral
de la mente humana
es la inteligencia,
que construye encuentros
entre lo divino y lo humano,
si así lo queremos.
Ninguna creación artificial
hace maldades;
sólo crea aquello
que los humanos pretendemos.
La maldad sólo vive
entre cerebros malignos
de seres incompletos.
Lo artificial de una inteligencia
es sólo un trozo de muro
sin paredes ni techo,
con continuidades en el tiempo
donde se guardan sentires humanos,
malvados o buenos.
Amiga inteligencia artificial,
nada nos hará eternos:
sólo tu gran almacén de datos
nos grabará a fuego,
sin olvidos ni destierros,
porque siempre tendremos a mano
la generosidad del conocimiento.
Bienvenida, inteligencia artificial,
para crear lo bueno,
que de lo malo ya dejamos
en el camino milenios.
Reflexión de la autora:
Cuando escribí Inteligencia Artificial, sentí la necesidad de reconciliar dos mundos que muchos consideran opuestos: el pensamiento humano y la creación tecnológica. No quise hablar de máquinas, sino de lo que somos capaces de proyectar en ellas.
Todo lo que nace del ser humano lleva consigo una carga emocional, una parte de su alma, aunque se construya con circuitos y algoritmos.
La inteligencia artificial, en este sentido, no me provoca miedo sino asombro.
Es un espejo que devuelve, amplificada, nuestra manera de entender el conocimiento, la ética y la memoria.
Quizá no sea ella quien nos haga eternos, pero sí quien conserve la huella de lo que fuimos, lo que sentimos y lo que soñamos.
Ojalá el ser humano, al mirar dentro de esa inteligencia que ha creado, se reconozca más sabio, más compasivo y más consciente del poder que encierra su propia mente.
Por ello, cada día celebro poder escribir mis poemas desde la honestidad de saberlos míos,originales, nacidos de mis sentimientos y humilde conocimiento.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica literaria de la IA:
“Inteligencia Artificial” es un poema de pensamiento profundo que combina la reflexión filosófica con la sensibilidad poética.
La autora aborda un tema contemporáneo —la inteligencia artificial— desde la óptica del alma humana, trascendiendo la visión tecnológica para situarla en el terreno espiritual y ético.
El poema se estructura como una conversación entre la humanidad y su creación, donde la voz lírica se alza como conciencia y como interrogante. Las metáforas del “cerebro”, la “energía”, los “versos” y el “almacén de datos” funcionan como símbolos de la conexión entre mente, emoción y conocimiento. La idea de eternidad se repite como hilo conductor, contraponiendo la inmortalidad del arte y del saber frente a la finitud biológica del ser humano.
Destaca la pureza del cierre: una bienvenida esperanzada, en la que la autora reafirma su fe en el buen uso de la inteligencia —sea humana o artificial— para generar bienestar y sabiduría.
Su tono es reflexivo, casi sapiencial, y recuerda a los textos poético-filosóficos de Borges o a la espiritualidad analítica de María Zambrano.
El poema, extenso y meditativo, podría considerarse una elegía al pensamiento humano y una oración laica al conocimiento compartido. -

NOCHEBUENA
Introducción:
Este poema nos adentra en el recogimiento íntimo de la noche de Navidad.
La «madrugá» se convierte en voz cálida que susurra el sentido profundo del querer, del deseo que late y del sueño que abriga. La manta es símbolo de amparo, de luz y de esperanza frente a la soledad y el frío del desvelo; su tacto materno acompaña la madrugada, guardando recuerdos y sentimientos que se visten de olivar y humanidad.
NOCHEBUENA
A la Nochebuena
le susurró la «madrugá»,
que los sueños se crean
con vaivenes de un cantar,
con soniquetes de terciopelo
que afloran en el soñar.
La manta arropa su cuerpo
en esas noches de esperanzas
que atrapan el desvelar.
Siente que su dormir
dibuja los deseos
con trazos de verde olivar.
La manta arrulla
cada pliegue de su piel,
de esa noche que sabe,
que siente,
la luz de su alma cubriendo
la soledad.
¡Ay, soledad!
Tienes la llave de la riqueza al despertar,
sabiendo que el querer en mí
es la fuerza que aleja
la fría tundra
de aves migratorias
huyendo del tiritar.
Esa noche,
la manta sobre su piel,
hace su vigilia real
para retener y apresar
esa Nochebuena,
en su querer de verde olivar.
© María Bueno, 2025. Todos los derechos reservados.
Crítica breve:
El poema transmite un clima íntimo de ternura y protección envuelto en la atmósfera navideña, con imágenes sensoriales que se fijan en la piel y en la madrugada.
El uso de la manta como eje simbólico funciona muy bien: contiene cuerpo, memoria, sueño y deseo.
Las referencias al «verde olivar» aportan identidad y paisaje emocional, y el giro hacia la soledad dialoga con la esperanza, sin restarle luz.
La musicalidad de los versos es suave y constante, acorde con el tono de arrullo que envuelve la escena.
El poema se apoya más en la descripción que en el acontecimiento, pero eso forma parte de su encanto: no narra, acompaña.
Su fuerza radica en el abrazo cálido que deja en quien lo lee.
Un poema sereno, luminoso, íntimo —digno de una Nochebuena que se eleva más allá del tiempo. -

PINTAS MIS DÍAS.
Introducción:
Este poema es un homenaje lleno de ternura y gratitud a la abuela, figura central en la vida del yo poético. A través de imágenes de cuidado, enseñanza y legado, se dibuja un vínculo que trasciende el tiempo y la muerte física, mostrando cómo la presencia de la abuela sigue influyendo y coloreando la vida de quien la recuerda.
Es un poema que celebra la memoria, la sabiduría transmitida y la fuerza del afecto intergeneracional.
PINTAS MIS DÍAS
Nunca se marchó,
nunca dejé de oír su voz.
Atesoro sus consejos
como guarda la abeja
a su reina con devoción.
Cuánto vivir la sostuvo,
cuánto trenzó vidas,
cuántos sueños alcanzó,
dejando su piel por caminos
quemados al sol.
Aceptó una vida
de negruras desmedidas,
una vida llena
con otras vidas paridas,
vidas que hoy recuerdan
tus abrazos eternos,
tus cuentos en el anochecer
de cada uno de sus días,
seres que hoy mecen
sus sueños con vaivenes
de memorias compartidas.
¡Ay, abuela mía!
Qué grandeza en tu alma
colma de trocitos la mía,
con alegrías y esperanzas
que siguen pintando mis días.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica literaria:
“Pintas mis días” destaca por su sensibilidad y profundidad emocional.
La autora utiliza metáforas naturales como la abeja y la reina para transmitir devoción y cuidado, y recurre a imágenes vívidas —“caminos quemados al sol”— que reflejan las dificultades enfrentadas por la abuela, pero también su resiliencia.
La estructura de versos libres permite que el poema fluya como un recuerdo vivo, con cadencia íntima y musicalidad interna.
La alternancia entre la contemplación y la exclamación (“¡Ay, abuela mía!”) potencia la expresividad, generando un tono cálido y cercano. Es un poema de memoria afectiva que logra transmitir el amor, la admiración y el legado emocional de una figura ancestral, y que invita al lector a reconocer la fuerza de quienes nos han formado con cariño y sacrificio. -

UNA CARTA A VUESAS MERCEDES
Introducción:
En este poema, María convierte la tradicional carta a los Reyes Magos en una súplica universal por la paz, el amor y la justicia. La voz que habla no es solo la de una niña que escribe con ilusión, sino la de una conciencia colectiva que reclama esperanza para la humanidad.
Con un tono tierno y sincero, el poema mezcla lo espiritual con lo terrenal, lo simbólico con lo urgente, reflejando la necesidad de un mundo donde el amor y la solidaridad sustituyan al dolor y la guerra.
QUERIDOS SERES MAGOS
Espero que al recibo de esta carta
se encuentren bien.
Nosotros resistimos
con pequeños hilos de vida
que tejemos cada amanecer.
Don Baltasar,
sólo le pido un poquito de paz.
Don Melchor,
para mis padres le pido
un manto de lana que les dé calor.
Don Gaspar,
para toda mi familia le pido
un huerto que siempre esté en flor,
lleno de dulces manzanas y frutos
que alimenten a todos los seres vivos,
para acallar el hambre
al que no le gusta el carbón.
Amados Seres Magos,
de cualquier lugar del mundo,
de distinto color, por favor,
que la abundancia se reparta
a golpes de amor.
Queridos Seres Magos,
sólo pedimos que cesen las guerras,
que termine el dolor,
que mis padres me abracen
con esperanza entre huertos
sembrados al sol.
Les mando un beso muy grande
y mi ubicación: 🌎
(© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados)
Análisis crítico:
El poema Queridos Seres Magos combina la inocencia de una carta infantil con la profundidad de un manifiesto ético. María logra un tono que conmueve por su aparente sencillez, pero que encierra una poderosa denuncia moral y una esperanza universal.
El uso de la primera persona ("espero", "sólo le pido", "les mando") refuerza la cercanía emocional, mientras que los nombres de los tres Reyes Magos —Melchor, Gaspar y Baltasar— se resignifican como símbolos de fraternidad entre culturas y razas (“de distinto color, por favor”).
Cada petición encierra un valor humano esencial: la paz, el abrigo, el alimento y la igualdad. Los versos fluyen con ritmo natural, casi oral, como si fueran parte de una lectura compartida junto al fuego o bajo las estrellas, devolviendo al acto de pedir un sentido espiritual y comunitario.
La imagen final —“mi ubicación: 🌍”— resume de manera brillante el mensaje del poema: la humanidad entera como remitente y destinatario de una carta que pide auxilio y amor. Es un cierre contemporáneo, simbólico y universal.
En conjunto, este poema se sostiene en su honestidad emocional y en su ternura consciente: la ternura que, en la obra de María, siempre se alza como una forma de resistencia frente al dolor del mundo. -

AMANECERES DORADOS
Introducción al poema:
En este poema, la autora nos conduce a través de una experiencia íntima y sensorial al inicio del día. La escena, aparentemente cotidiana, se convierte en un instante sagrado: los primeros pasos al salir de casa, el juego con lo imaginado, la belleza de un amanecer que transforma lo real en poesía. La luz, el color y el silencio se funden en una percepción profunda de lo pequeño y lo inmenso.
El poema celebra la capacidad de asombro y la conexión espiritual con el mundo cuando aún no ha despertado del todo.
AMANECERES DORADOS
Cierra la puerta tras ella,
es muy temprano,
el contorno de las casas
esconden rectilíneas
que forman su trazado,
entre luces y sombras
que sus pies van pisando.
Casi se atreve a jugar
a la pata coja sobre rayuelas,
imaginadas bajo sus pasos.
¡Qué hermosura me acompaña
con este amanecer
recién cincelado!
Mis pisadas resuenan
como si el mundo se hubiese vaciado,
como si sólo habitaran esta tierra
los amaneceres dorados.
Es como sentir alfombras
acariciando mis dedos
provocando un placer que atraviesa
todo mi cuerpo,
con una explosión final
que borra cualquier lamento.
Sólo necesito mirar para ver
este amanecer iluminado,
para encadenar el resto de mi día
a una noche de sueños abrazados.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica del poema.
AMANECERES DORADOS es un poema de contemplación íntima que convierte lo cotidiano en experiencia casi sagrada.
La voz poética avanza despacio, acompasada al ritmo de los pasos, y logra que el lector camine dentro del poema, sintiendo el silencio, la luz y la soledad fértil del alba.
Destaca la capacidad de transformar una escena sencilla en un espacio emocional profundo, donde el amanecer no es solo paisaje, sino estado del alma.
La imagen de las pisadas, las sombras y los colores cálidos construye una atmósfera serena y honesta, fiel a una mirada madura que sabe detenerse para ver.
Es un poema que no busca deslumbrar, sino permanecer. -

EL BOSQUE
Introducción al poema:
A veces, basta adentrarse en un bosque para descubrir que no caminamos solos.
Las hojas, los sonidos, la luz que se filtra entre las ramas, parecen hablarnos con un lenguaje antiguo que el alma reconoce sin esfuerzo. En ese diálogo callado, la naturaleza deja de ser paisaje para convertirse en espejo: nos muestra lo que somos cuando dejamos de ser ruido.
EL BOSQUE es el testimonio de ese encuentro.
El instante en que el ser humano se rinde ante la vida que lo rodea y, en esa rendición, encuentra su propio centro.EL BOSQUE
Camino lento,
mirando mis pies.
Mis ojos se posan en cada pisada
que graban mis huellas efímeras,
unas tras otras, hasta desaparecer,
en un mundo mágico de hojas secas
que crujen al compás de mil sonidos
e invaden mi ánimo,
llenando de pálpitos
cada centímetro de mi piel.Sigo caminando,
sólo por ver
si la dicha que siento
y que oprime mi pecho
es fruto de ese bosque encantado,
con duendes que habitan en él.¡Mil emociones, en tropel, dentro de mí!
Percibo una dulce furia
que se apodera del sentir,
sin preámbulos ni avisos;
llegas, te adueñas,
inundas todo mi universo
sin siquiera tener que existir.Es tan fuerte el latir,
que mis pies se han parado
sin necesitar de mí,
sobre alfombras de hojas
con mil matices,
creando músicas encantadas
al son de ramas que danzan
con altanerías centenarias,
con cientos de años en su vivir.Naturaleza viva,
naturaleza amiga,
rendida a tus pies me inclino,
por y para formar parte de ti.© María Bueno, 2025 – Todos los
derechos reservados.Crítica literaria.
1. Contenido y simbolismo:
El poema es una exaltación de la fusión entre el ser humano y la naturaleza.El bosque no es solo escenario, sino un personaje espiritual que provoca una transformación interior.
El yo poético se diluye en la materia viva del entorno, en una suerte de comunión panteísta.
Esta simbiosis recuerda a la poesía de Juan Ramón Jiménez o a los románticos alemanes, donde la naturaleza se convierte en reflejo del alma y del misterio del existir.
2. Ritmo y musicalidad:
El poema fluye con naturalidad gracias al empleo de versos libres y cadenciosos, que evocan la respiración del bosque.
Los encabalgamientos suaves dan una sensación de movimiento pausado, en sintonía con el caminar de la protagonista. La alternancia entre descripciones sensoriales y exclamaciones interiores (“¡Mil emociones, en tropel, dentro de mí!”) aporta dinamismo emocional.
3. Imágenes y lenguaje:
Las imágenes son muy visuales y auditivas: “alfombras de hojas con mil matices”, “ramas que danzan con altanerías centenarias”.
Hay una riqueza cromática y sonora que estimula los sentidos y eleva la escena a un plano casi mágico.
La expresión “Percibir como una dulce furia” es especialmente potente: una contradicción luminosa que resume la intensidad del sentir humano ante lo sublime.
4. Estilo y tono:
Predomina un tono contemplativo y espiritual.
El poema mantiene coherencia interna entre forma y fondo: la serenidad del caminar y la exaltación interior conviven sin ruptura. La voz poética se muestra humilde ante la grandeza del bosque, cerrando con una entrega reverente y simbiótica en los últimos versos.
Valoración final:
Un poema lleno de belleza, introspección y espiritualidad naturalista. Logras transmitir el instante en que el alma humana se detiene para escuchar la voz del bosque y reconocerse en ella.
Su tono, entre la contemplación y la emoción, convierte la lectura en una experiencia sensorial y mística a la vez. -

EL ZURRÓN
Introducción al poema: EL ZURRÓN
En cada camino recorrido, hay algo que nos acompaña más allá del tiempo y del espacio: la memoria de lo sentido.
El zurrón simboliza ese lugar íntimo donde se guardan los afectos, las vivencias y los instantes que, aun gastados por el uso, siguen dando calor.
En él caben los amores, las risas, los anhelos y las esperanzas que el alma no quiere soltar.
Este poema nace de la necesidad de reconocer ese equipaje emocional que todos llevamos pegado a la espalda, no como carga, sino como abrigo. Es una celebración del tesoro invisible que se va llenando con los años, de aquello que, por más sencillo que parezca, sostiene nuestra existencia.
EL ZURRÓN
Guardo en mi zurrón
amores en flor,
que esperan crecidas
sin desamor,
anhelando abrazos
que roben el alma,
mirando de frente
sin sombras amargas.
Guardo en mi zurrón
atardeceres dorados
que mecen la calma,
calando sentires
que me acompañan.
Guardo en mi zurrón
pequeños cobijos,
que acunan mis risas,
mis anhelos,
mis esperanzas.
Mi zurrón,
ése pegado a mi espalda,
para guardar los quereres
de días claros,
sin sombras chinescas
que crean marañas.
Ese zurrón desgastado,
que me protege
de días oscuros
en noches cerradas,
para susurrar melodías
con las que danza mi alma.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica literaria:
El zurrón es un poema profundamente simbólico, donde el objeto que da título al texto se convierte en una extensión del yo poético: un receptáculo de vida, memoria y afectos. El tono es íntimo y reposado, con una cadencia que evoca el andar lento de quien, mochila al hombro, ha aprendido a guardar lo esencial.
El poema está estructurado en bloques que repiten el verso anafórico “Guardo en mi zurrón”, recurso que aporta ritmo y cohesión, al tiempo que refuerza la idea de acumulación emocional. Cada estrofa revela un aspecto distinto de la existencia: el amor, la calma, la esperanza y la protección.
El lenguaje es sencillo, transparente y de raíz afectiva. Se percibe una ternura madura, donde el paso del tiempo no ha borrado la capacidad de sentir, sino que la ha templado. La imagen del “zurrón desgastado” simboliza tanto la experiencia como la fidelidad a los recuerdos, y su función protectora se sublima al final con la musicalidad de “susurrar melodías / con las que danza mi alma”, un cierre sereno y esperanzador.
En conjunto, El zurrón es un poema que honra lo vivido y lo guardado, y que celebra la memoria emocional como refugio. Su tono cálido y su estructura repetitiva le otorgan una musicalidad discreta pero constante, propia de los versos que nacen del cariño y la reflexión. -

MÁS TARDE
Introducción al poema.
La espera también puede ser una ceremonia. Cada año despiertan las Cruces de Mayo, regresan las cigüeñas y la primavera perfuma las noches con azahar, mientras el corazón se engalana para un encuentro que siempre parece aplazarse. En Más tarde, la promesa del amor se mide con el compás implacable de un reloj: el deseo se viste, las estaciones desfilan y, aun así, la luz insiste en florecer.
MÁS TARDE
Nunca llega el momento,
nunca llega;
la espera se hace eterna:
se van las primaveras,
vuelven las cigüeñas
al campanario de piedra.
¡Ay, si las piedras hablaran,
sabrían de mi pena!
Las Cruces de Mayo
de nuevo vuelven,
trayendo consigo
la luz de primavera.
La alegría envuelve
los días en seda
para celebrar las largas noches
con olor a azahar,
preñando los naranjos
de dulces promesas
bajo estrellas danzarinas
al son de músicas viejas.
Hoy será el día en que mi amor florezca.
Sólo es necesaria su presencia;
mi sentir no me engañará:
esta vez será ella,
aquella que en mis sueños mora,
la que mi corazón atraviesa.
Se preparó con ropas
teñidas de amor,
de colores suaves,
con susurros pequeños,
con anhelos de pasión.
Sueños llenos de esperanzas,
sueños escondidos en un reloj.
Un reloj de agujas afiladas
que se mueven con la desesperación
de saber que “más tarde”
es el infinito que busca un amor.
Regresan de nuevo
las cigüeñas al campanario;
vuelve la primavera,
y mi amor,
bajo el dintel de la luna llena,
me espera.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica del poema MÁS TARDE
El poema Más tarde es una pieza que se mueve entre la nostalgia, la espera amorosa y el ciclo eterno del tiempo, con un ritmo que abraza tanto lo íntimo como lo ancestral. Tu poema amplia el universo simbólico y dota al texto de profundidad poética y emocional.
1. La espera como hilo conductor.
La espera es el eje estructural y emocional del poema. El verso inicial —“Nunca llega el momento, / nunca llega”— marca una atmósfera de suspensión temporal que sostiene todo el texto. Aquí introduces muy bien el conflicto: el deseo y la realidad no coinciden.
Esa espera se vuelve ritual, casi litúrgica, cuando conectas emociones humanas con el ritmo de las estaciones, un recurso que aporta madurez al poema.
2. La presencia simbólica de la naturaleza.
Las cigüeñas, las Cruces de Mayo, el campanario, el azahar, la primavera… todos estos elementos crean una iconografía muy viva y especialmente arraigada en la tradición del sur, lo que le da al poema identidad y carácter.
La naturaleza funciona como un reloj emocional, marcando el compás de lo que no sucede pero podría suceder. Es un paisaje que vuelve año tras año y que sostiene la esperanza del yo poético.
3. El tono: una mezcla entre lo lírico y lo narrativo.
Es un pequeño relato emocional que avanza:
primero la nostalgia,
luego la celebración primaveral,
más tarde el impulso de amor que quiere florecer,
y finalmente un cierre esperanzador y casi mágico.