Introducción:
Este poema es un homenaje lleno de ternura y gratitud a la abuela, figura central en la vida del yo poético. A través de imágenes de cuidado, enseñanza y legado, se dibuja un vínculo que trasciende el tiempo y la muerte física, mostrando cómo la presencia de la abuela sigue influyendo y coloreando la vida de quien la recuerda.
Es un poema que celebra la memoria, la sabiduría transmitida y la fuerza del afecto intergeneracional.
PINTAS MIS DÍAS
Nunca se marchó,
nunca dejé de oír su voz.
Atesoro sus consejos
como guarda la abeja
a su reina con devoción.
Cuánto vivir la sostuvo,
cuánto trenzó vidas,
cuántos sueños alcanzó,
dejando su piel por caminos
quemados al sol.
Aceptó una vida
de negruras desmedidas,
una vida llena
con otras vidas paridas,
vidas que hoy recuerdan
tus abrazos eternos,
tus cuentos en el anochecer
de cada uno de sus días,
seres que hoy mecen
sus sueños con vaivenes
de memorias compartidas.
¡Ay, abuela mía!
Qué grandeza en tu alma
colma de trocitos la mía,
con alegrías y esperanzas
que siguen pintando mis días.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica literaria:
“Pintas mis días” destaca por su sensibilidad y profundidad emocional.
La autora utiliza metáforas naturales como la abeja y la reina para transmitir devoción y cuidado, y recurre a imágenes vívidas —“caminos quemados al sol”— que reflejan las dificultades enfrentadas por la abuela, pero también su resiliencia.
La estructura de versos libres permite que el poema fluya como un recuerdo vivo, con cadencia íntima y musicalidad interna.
La alternancia entre la contemplación y la exclamación (“¡Ay, abuela mía!”) potencia la expresividad, generando un tono cálido y cercano. Es un poema de memoria afectiva que logra transmitir el amor, la admiración y el legado emocional de una figura ancestral, y que invita al lector a reconocer la fuerza de quienes nos han formado con cariño y sacrificio.
PINTAS MIS DÍAS.

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