INCOMPLETO

Introducción:

En Incompleto, María canta a la belleza de lo imperfecto como una forma de verdad. La mirada poética se posa en lo que pasa desapercibido: las ramas retorcidas, los trazos inacabados del día, las raíces que tejen silenciosamente el tiempo.
Cada imagen es una celebración de lo efímero, una invitación a reconocer la plenitud que habita en lo que no se termina.
El poema es también una reflexión sobre la mirada —esa capacidad humana de encontrar sentido y pureza en lo que carece de perfección—, y sobre los sueños como fuerza vital que da sentido a lo transitorio.


INCOMPLETO

La belleza de lo incompleto
me asombra cada día,
cada momento que observo,
ver aquello que se muestra imperfecto,
que revela ante mis ojos lo efímero,
lo insuperable de la excelencia
de todo cuanto es incierto.

Las ramas retorcidas de un árbol
son su identidad y sello,
sintiendo que las formas de lo bello
aparecen en pequeños trozos de tiempo.

Los pinceles de cada día
dibujan instantes cargados de belleza,
pero incompletos.

Sé que lo efímero
es seguir construyendo,
sabiendo que, a cada paso,
todo va desapareciendo,
guardándose en el alma
que todos llevamos dentro.

Lo imperfecto es el origen,
lo sublime de mirarnos sin complejos,
lo hermoso de sabernos incompletos,
para nutrirnos de fuentes
cargadas de luz y deseos,
deseos que van tomando forma
con sólo sentirlos intensos.

Los sueños se transforman en realidades
cuando sabemos mecerlos;
ellos se convierten en claridades
que impulsarán tus mejores momentos.

Sueños, esos que empujan nuestro ánimo
al levantarnos cada mañana,
en busca de trocitos de vida,
devorando hasta el hartazgo
lo que el alma pida en cada momento.

Ella sabe de flujos cristalinos,
entre líneas torcidas,
de raíces sinuosas
que tejen el tiempo.

Mirar de frente cada detalle,
intuyendo el crecimiento
de la imagen que se va filtrando
hasta agarrar las entrañas
y cortar el aliento.

Nada es imperfecto
cuando una mirada observa
sin temores ni miedos.

Sueños,
aquellos que rinden la mirada
para empapar de frescura
el crecer de la vida
sólo con trocitos,
sin alcanzar lo perfecto
de cada sentir,
de cada momento.

Imperfecto:
miradas que atrapan
lo efímero de cada instante,
de cada momento.


© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


Crítica literaria:

En Incompleto, María ahonda en una meditación poética sobre la imperfección como esencia vital. La voz lírica se expande en una contemplación más madura, donde la naturaleza y la interioridad humana se funden en un mismo lenguaje.

El poema avanza como un fluir continuo, con un ritmo tranquilo y reflexivo que invita a detenerse en cada imagen. La metáfora de las raíces sinuosas que tejen el tiempo introduce un tono más terrenal y orgánico, mientras que los flujos cristalinos aportan una sensación de pureza y movimiento. Ambas imágenes dialogan entre sí, simbolizando el equilibrio entre lo tangible y lo espiritual.

María logra construir una poética de lo inacabado, donde la perfección se redefine como la aceptación de lo que somos en tránsito. La estructura del poema —dividida en bloques que van desde la observación exterior hasta la reflexión interior— refuerza esta idea de evolución, como si el texto mismo estuviera en perpetua creación.

El cierre, con esa afirmación final: “Imperfecto: miradas que atrapan lo efímero de cada instante”, resume la esencia del poema en un solo gesto: la belleza está en contemplar, no en mirar.

Incompleto es, en definitiva, una meditación luminosa sobre la imperfección como motor de vida y de arte.


© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.