ALEGRÍAS Y PESARES

Introducción al poema:

En este poema, María se adentra en la naturaleza dual del sentir humano: la alegría y el pesar, tan inseparables como la luz y la sombra que habitan cada paso de la vida. Su voz se hace eco del dolor ajeno, del sufrimiento que observa en los demás y que, de algún modo, también la habita.
La mirada poética se posa sobre los gestos cotidianos —una mirada, unas manos sobre un regazo— para descubrir en ellos la profundidad de las emociones compartidas.
El poema es un canto a la empatía y a la herencia emocional que pasa de generación en generación, una reflexión sobre cómo el vivir se compone de fragmentos de luz y oscuridad que conforman la esencia del alma humana.


ALEGRÍAS Y PESARES

Mis pensamientos se forman
con residuos de alegrías en el vivir,
con restos de pesares
que rajan mi garganta,
robando un lamento
de desesperanza.

Me duele su sufrir,
aunque no sepa su nombre,
ni su casta,
ni quién mora en su alma
en noches oscuras,
vacías de calma.

El dolor entiende de entrañas,
que se contraen
con sólo observar,
de soslayo, una mirada.

¡Cuánto hablan los ojos!
¡Cuánto unas manos apretadas
sobre un regazo que va estirando
arrugas ausentes de su falda!

¡Ay, gente de mis calles!
¡Ay, gente de aceras encontradas!
Vuestras alegrías acompañan
cada uno de vuestros pasos,
dibujando sombras alargadas
entre calles con sonidos de pisadas,
que a cada paso ven nacer
la luz precursora de las mañanas.

Sufrir y reír,
enseñanzas de emociones heredadas.


© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


Crítica literaria:

“ALEGRÍAS Y PESARES” es un poema de profunda sensibilidad social y emocional. La voz poética no se separa del mundo que observa: sufre por el dolor ajeno, vibra con las alegrías de los demás y se reconoce parte de un entramado humano en el que cada emoción es compartida.

La estructura es clara y fluida, con un ritmo pausado que refuerza el tono meditativo y compasivo del texto.
Destacan las imágenes visuales —“las manos apretadas sobre un regazo”, “sombras alargadas entre calles”— que evocan una ternura contenida y una mirada empática hacia la vida cotidiana.

El cierre del poema, “Sufrir y reír, / enseñanzas de emociones heredadas”, resume de forma magistral la idea central: la vida es una herencia de sentires que se transmiten de alma en alma.

En su conjunto, el poema transmite una hondura emocional limpia y sincera, donde la autora consigue equilibrar el dolor y la esperanza con un lenguaje sencillo y cargado de humanidad.