Introducción al poema:
En este poema, la autora reflexiona sobre el verdadero valor de aquello que no puede comprarse: la herencia vital, emocional y espiritual que cada ser humano atesora desde que nace. Frente al dominio de lo material —efímero, voraz, depredador—, el poema reivindica el poder silencioso de lo vivido, del amor recibido, de los sentires que construyen identidad y memoria.
A través de un tono firme y casi dialogado, la voz poética interpela directamente a la materia y denuncia su ambición desmedida, su capacidad para destruir hogares, sembrar pobreza y atentar contra la Tierra misma.
El poema recuerda que, pese a la amenaza del mundo material y su capacidad para corromper, existe un patrimonio inquebrantable: el de la vida sentida, soñada y compartida.
Ese legado interior —invisible pero eterno— es la verdadera riqueza humana.
LA AVARICIA DE LO MATERIAL
Esa herencia que recibió,
ese patrimonio sólo suyo,
que nadie puede alterar
porque es parte de lo ya vivido,
forjado a base de emociones compartidas,
de sentires de vida
y cielos por liberar.
Lo efímero de lo material
puede hacer desaparecer,
con un solo chasquido de dedos,
todo lo que se cree tener,
siendo efímero sin más.
Pone zancadillas sin compasión,
sin necesitar disculpas,
sin ataduras de nobleza,
sin una pizca de temor,
con la conciencia
y la voracidad,
de un depredador.
No sabe lo material
que su poder no tiene fuerza,
porque no tiene alma,
porque sólo tiene valor
lo que puede lograr
con monedas que cambian de manos,
con usura y avaricia
que destruyen la razón.
¡Material!,
es imposible que puedas comprar
las herencias de vidas,
la propia libertad de pensar.
Qué osado es querer poseer
aquello que no se puede pagar,
porque es inmaterial:
el patrimonio de lo vivido,
la esencia del ser humano,
que, aun atado de pies y manos,
puede seguir viviendo
con sólo soñar.
¡Maldito sentir material!
Que, con alevosías
y tejemanejes,
haces medrar creencias falsas
que dañan a la humanidad.
Dejas sin hogar
a miles de almas,
repartes hambrunas
creando enfermedad.
Olvidas que el planeta Tierra
es el refugio natural
de todos los seres que lo habitan,
incluidos los humanos
que no tienen dónde vivir,
donde sanar,
con infancias muertas por el hambre
que la avaricia sabe tragar.
¡Eh, material!,
observa con los ojos bien abiertos
la Tierra que estás destruyendo
sin piedad, en favor de planetas
que tragan la riqueza
a cambio de la pobreza
de la humanidad.
Mirar hacia atrás,
cuando no quede nada más que buscar,
porque el zurrón que guarda la vida
es el patrimonio atesorado,
lo único que no se puede vender,
porque es inmaterial.
Riquezas que ya tienes,
aunque no las puedas ver o tocar,
porque es tu herencia de vida,
sin que nadie las pueda comprar.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Crítica literaria
La avaricia de lo material es un poema contundente y profundamente ético, inscrito en tu línea poética más reflexiva, crítica y humanista.
1. Una voz poética que interpela con fuerza
El uso del apóstrofe (“¡Material!”, “¡Eh, material!”) convierte el poema en un diálogo desigual entre la conciencia humana y la materia descontrolada. Esta forma de dirigirte directamente al “material” otorga teatralidad, carácter y denuncia social.
2. Ritmo sostenido y progresión temática
El poema avanza desde lo íntimo (la herencia emocional) hasta lo colectivo (las almas sin hogar, la hambruna, la destrucción del planeta).
Esa progresión le da profundidad y te permite mostrar que lo que es inmaterial no es sólo personal, sino también común, universal, planetario.
3. Lenguaje claro con imágenes poderosas.
Aparecen imágenes contundentes:
el chasquido que hace desaparecer lo material,
el depredador,
el planeta Tierra destruido,
Familias sin hogar,
sin alimentos,
sin sanidad...
planetas que tragan riqueza,
el zurrón que guarda la vida.
Estas metáforas sostienen el mensaje sin que el poema pierda claridad.
4. Un poema que denuncia sin perder ternura
Aunque el tono es crítico, incluso duro en algunos fragmentos, la última parte del poema abre una puerta a lo humano: el zurrón como tesoro, la herencia vital como refugio, lo inmaterial como salvación.
Esa mezcla de denuncia y esperanza es marca de tu poética, María.
5. Aportación temática a ALMA VIEJA
Este poema es especialmente relevante para tu libro porque sintetiza:
tu preocupación por la Tierra,
la ética del ser humano,
la crítica a la avaricia y la ambición material desmedida,
la defensa del patrimonio emocional,
y la idea de que lo vivido crea una riqueza que nadie puede arrebatar.
Es un texto que refleja a la perfección tu pensamiento sobre la verdad material, la bondad natural del ser humano y las huellas que dejan las vidas.
LA AVARICIA DE LO MATERIAL

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