EL MONSTRUO DE LA SIERRA

Introducción al poema:

El monstruo de la sierra nos transporta a un pueblo pequeño, encerrado entre montañas y viejas leyendas.
El poema recrea la atmósfera temerosa de una comunidad que interpreta lo desconocido desde el miedo. Sin embargo, como ocurre en muchos de tus textos, María, la historia revela un giro luminoso: aquello que parecía temible es, en realidad, un espíritu protector.
La montaña, convertida en personaje, cuida a los suyos y al pastor perdido, mientras el pueblo aprende que el miedo no siempre acierta en su juicio. Es un poema que mezcla tradición oral, misterio y humanidad.


EL MONSTRUO DE LA SIERRA

Aquella tarde oscura,
la gente del pueblo
cerraron sus casas.

Algunas voces gritaban
que un extraño monstruo
en el castillo moraba.

Los niños escondidos
tras las rejas miraban,
sin poder evitar el miedo
que el monstruo les daba.

Contaban que al pastor
de la alta montaña,
el monstruo lo apresó
y en su castillo habitaba.

Todo el pueblo murmuraba
si el monstruo vendría
por la calle alta,
para llevarse consigo
a los que osaran pisar
el monte y su casa.

Al día siguiente,
ya todos en la plaza,
vieron cómo el monstruo salía
de la casa de postas
con el pastor y una cabra.

Cuenta la leyenda
que el monstruo era el alma
de la gran montaña,
y que sólo quería
proteger esas tierras
y toda su fauna.

Crítica literaria

Este poema destaca por varios aspectos:

1. Ambiente perfectamente construido:

Desde el primer verso se instala un clima de tensión:
tarde oscura, gentes encerradas, voces que alertan, niños tras las rejas.
La atmósfera casi cinematográfica permite al lector entrar en la escena como un vecino más del pueblo.

2. Narratividad clara y ritmo propio:

Tu manera de contar mantiene un fluir constante, como un relato oral transmitido generación tras generación. Esa estructura en cuartetas sueltas da la sensación de escuchar una leyenda antigua contada en la plaza.

3. El giro simbólico:

El monstruo, lejos de encarnar la amenaza, es finalmente el espíritu protector de la montaña. Este cierre es profundamente tuyo: transformar el temor en una forma de cuidado, revelar bondad donde otros ven peligro.

4. La presencia del “alma” de la naturaleza:

Este es uno de tus grandes rasgos como autora.
La naturaleza no es paisaje: tiene intención, voz, espíritu. Aquí se personifica en un ser que protege su territorio y su fauna, enlazando con tu visión del planeta como casa común y sagrada.

5. Una leyenda que abre un universo narrativo en tu próxima novela:

El poema tiene fuerza suficiente para ser el origen de un capítulo dentro de Maldita Estampa.
La combinación entre fortaleza, pastores, monstruos que no lo son y pueblos que temen lo que no comprenden dialoga perfectamente con el espíritu de tu novela.


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