CORDURA

Introducción al poema:

En momentos de caos colectivo, cuando las certezas se diluyen y la humanidad parece extraviarse, el llamado a la cordura se vuelve un grito urgente.
Este poema surge desde esa necesidad de reencontrar la armonía entre el pensamiento y el alma, de reclamar una conciencia común que devuelva sentido y equilibro a la existencia humana.

Es un diálogo poético con los valores esenciales, una súplica a la esperanza como brújula moral de los tiempos que vendrán.


CORDURA

Tiempos difíciles,
de incertidumbres,
de sinrazones ocultas.

Mientras tanto,
el mundo se contrae
por el devenir
de falsas venturas.

Cordura,
¿dónde hallar tu mesura?,
tu equilibrio ante la locura.

¿No ves el mundo?
Está al borde
de un precipicio
tan hondo como su negrura.

Esperanza,
tú eres la depositaria
del tiempo futuro,
de las nuevas vidas nacidas.

Ellas sabrán dar sentido
a los seres humanos,
al respeto por la vida
en consonancia
con la tierra que pisamos,
con los seres que la habitan,
con una naturaleza amiga.

Cordura, ¿dónde habitas?
—Habito entre raíces
que nacen de mezcolanzas,
entre mentes y almas
de diferencias marcadas,
por sentires primigenios
de nobles seres humanos,
todos paridos
por una misma entraña,
aquella que no discierne
entre lo alumbrado
desde un único útero
que no separaría jamás
por colores, ideas, orígenes, rasgos, creencias..., de una Tierra única,
que amamanta por igual,
a todas sus criaturas.

Cordura:
aquella que rinde cuentas
y pone nombre a la lápida
con un epitafio que reza:
"Aquí yace la nada".


© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


Crítica literaria del poema:

El poema Cordura se articula como una meditación filosófica y moral en tono elegíaco y profético. Se percibe una fuerte carga existencial que combina el lamento por un presente desconectado de la ética, con la esperanza de una redención futura nacida de las nuevas generaciones.

Desde el punto de vista formal, destaca el uso de una estructura versal libre, con quiebres que permiten enfatizar tanto la reflexión como la carga emocional. El lenguaje poético es directo, simbólico y comprometido. Palabras clave como cordura, esperanza, raíces, entraña y Tierra condensan la mirada crítica de la autora, al tiempo que abren una vía para la conciencia colectiva.

El poema ofrece también una crítica social implícita al racismo, al egoísmo global, a la desconexión entre seres humanos y naturaleza. Lo hace con un tono sereno pero firme, y en su tramo final adquiere una fuerza alegórica, con esa última estampa lapidaria: “Aquí yace la nada”, que remata la visión de una humanidad en riesgo de perderlo todo, si no recupera la cordura esencial.


Reflexión final de la autora:

Escribí este poema desde el vértice de una tristeza profunda, pero también desde la convicción de que aún queda una semilla de cordura en el alma colectiva. La esperanza no es una ilusión vacía, sino una decisión activa de quienes creen en la igualdad, en el valor de la vida compartida y en el respeto hacia esta Tierra que nos acoge a todos sin distinción. La poesía, a veces, sólo intenta recordarnos lo que nunca deberíamos olvidar.