PLANETA TIERRA

Introducción al poema PLANETA TIERRA:

En este poema, María Bueno alza una voz de profunda conciencia y ternura hacia el planeta que nos sostiene. PLANETA TIERRA es un diálogo íntimo y doliente entre la autora y la Tierra misma, concebida como una madre herida por la indiferencia y el egoísmo humano. La poeta, desde la sensibilidad de quien observa con amor y respeto la naturaleza, se interroga por la devastación, la pérdida y el sufrimiento de un mundo que agoniza bajo el peso de la inconsciencia colectiva.

A través de un tono elegíaco y reflexivo, María transforma el lamento en un llamado a la responsabilidad: nos recuerda que la Tierra no es solo un espacio que habitamos, sino un ser vivo con voz y sentir propio. Su palabra poética se convierte así en eco de una plegaria y en advertencia: si seguimos ignorando su dolor, nos alejaremos también de nuestra propia esencia. PLANETA TIERRA es, en definitiva, una súplica poética por la reconciliación entre la humanidad y su hogar primordial.

PLANETA TIERRA

Tierra,
¿por qué me hablas así?
Te revuelves y te quiebras
cuando poso mi piel sobre ti.

¡Ay, Tierra!,
¿qué hicimos de ti?,
¿qué hicimos para dañarte así,
sin ver ni sentir
tu propio vivir?

Madre Tierra,
tu grandeza es indomable,
tu belleza, incalculable,
tu generosidad, infinita;
callado es tu sufrir.

Siento tu dolor
cuando miro tu rostro
y veo la desesperación
de un planeta esquilmado
por la devastación:
de tus grandes bosques,
de tus océanos,
de tu cielo azul,
de las terribles guerras,
de barbaries y muertes,
de tanto y tanto horror.

Tierra,
cuánto sufrimos
al alejarnos de ti,
al ignorar que tienes
una vida por vivir.

El hacer maldito
nos envilece ante ti.

Tierra madre,
Tierra amiga,
cuídate de nuestro existir,
de nuestro vivir sin ti.

© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.

Crítica literaria al poema PLANETA TIERRA:

En PLANETA TIERRA, la autora logra una simbiosis poética entre la emoción humana y la voz de la naturaleza. El poema se construye como una conversación íntima entre la autora y la Tierra, a la que interpela con tono maternal, casi reverente, desde una conciencia dolida por la pérdida del equilibrio natural. La elección del apóstrofe —“Tierra, ¿por qué me hablas así?”— abre un diálogo espiritual que trasciende lo físico y coloca al lector frente a la responsabilidad ética del daño causado al planeta.

El ritmo pausado y la sencillez expresiva potencian la hondura del mensaje. Cada verso fluye con una cadencia que invita a la reflexión, sin artificios ni retórica vacía. María utiliza repeticiones afectivas (“Tierra”, “Madre Tierra”) como recurso para acentuar la cercanía emocional y la súplica. La musicalidad del poema —suavemente doliente— sostiene un tono elegíaco que envuelve al lector en un sentimiento de culpa compartida, pero también de esperanza redentora.

Desde el punto de vista simbólico, el poema representa el grito silencioso de la naturaleza y la llamada urgente a un despertar de la conciencia humana. Su belleza reside en la pureza del sentir, en la palabra honesta que no busca adornarse, sino conmover y despertar. PLANETA TIERRA es, en definitiva, un canto de amor y arrepentimiento que devuelve a la poesía su función esencial: recordar al ser humano su pertenencia a la vida que destruye y, aún, puede salvar.