DOÑA PAQUITA

SU CUADERNO GUARDA SU TIERNA SONRISA
Introducción al poema:

Este poema es un homenaje a Doña Paquita, una mujer entrañable cuya vida estuvo marcada por la alegría sencilla, la ternura y una generosidad que iluminaba a todos a su alrededor. Su ausencia deja un vacío profundo, pero también un legado de sonrisas y memorias compartidas. En estas líneas se guarda el eco de su risa, su fuerza cotidiana y la huella imborrable que dejó en quienes tuvimos la fortuna de conocerla.

Hace pocos días en mi último encuentro con Doña Paquita:

—¡Buenos días!
—¿Cómo estás, hija?
—¡Doña Paquita, qué gusto verla de nuevo!

—Sí, llegamos hace pocos días de la capital.
—Había pensado ir a verte, pero no puedo caminar sola, ni siquiera para cruzar la calle y pegar en tu puerta. Ya sabes que me gusta saludarte siempre que vengo.

—A mí también me encanta verla, tan alegre y con su ánimo y sonrisa eterna, da gusto estar cerca de usted.
—Me caí hace unos meses y me operaron, ¡pero mira!, me sostengo sin andador ni nada.

Doña Paquita se levantó del asiento de su pequeño patio, la entrada de su casa de toda la vida. Ese banco podría contar mil historias, tejidas con la ternura y la fuerza del querer de esta mujer, de complexión pequeña pero con una grandeza de alma y coraje que siempre la acompañaron.

Poema dedicado a Doña Paquita, una gran y buena mujer:

SU CUADERNO GUARDA SU TIERNA SONRISA

Cuando el trajín del día bosteza
y se va retirando al compás
del ruido de platos y cubiertos
que chocan cual batalla,
bajo un chorro de agua
que les devuelve el brillo,
a sabiendas de que mañana
todo volverá a empezar
entre viandas y buen vino para brindar,
porque se dice y comenta
que el gran cumpleaños de Doña Paquita
habrá que celebrar.

Casi cien años cubren
esas capas de vida
que guardan el hermoso corazón
de una anciana que regaló siempre
su sonrisa a quien se acercaba a su hogar.

La mañana clara y calurosa
me deja ver que la puerta de su casa,
frente a la mía,
ha quedado cerrada una vez más,
hasta que Doña Paquita regrese al pueblo
y encienda la luz sobre su puerta,
como ejemplo de generosidad,
para que la claridad siga siendo guía
de quienes pasan por la calle,
donde los vecinos aún se saludan
con afecto y bondad.

Doña Paquita tiene la virtud
de hacerse necesitar:
su cariño y su vida,
cargada de sabiduría,
llenaban las páginas de una libreta,
donde cada noche escribía
sus sentires y vivencias
del día a punto de terminar.

El corazón de la anciana
se despidió de mí,
sin que yo advirtiera
que era la última vez que la abrazaría,
la última vez que le diría:
“Doña Paquita, su alegría de vivir
teje ilusiones en los demás.”

Su ternura cargada de humanidad
me respondió:
“¡Ay, hija!
Espero que vuelva a verte
algunos años más.”

Y así será,
aunque su corazón se haya apagado
hace pocas noches,
aunque la luz de su puerta
ya no vuelva a encenderse,
nunca dejará de alumbrar
la calle que tantas veces cruzó
para regresar a su pueblo, a su hogar.

Doña Paquita, su cuaderno guarda
mil historias por contar.
Un renglón pequeñito
guarda mi cariño,
que ella se lleva consigo
por siempre jamás.

© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


El sentido y sentir del poema:

El poema “Su cuaderno guarda su tierna sonrisa” se construye como un lamento triste lleno de ternura y gratitud hacia la figura de Doña Paquita. La voz poética combina la memoria cotidiana —los platos, el banco del patio, la luz encendida en la puerta— con una dimensión simbólica, que convierte esos pequeños gestos en metáforas de permanencia y legado espiritual.

La estructura se articula en tres movimientos claros:

1. La vida activa y los detalles del día a día que retratan a la anciana en su rutina luminosa.

2. El recuerdo íntimo, donde la poeta evoca las conversaciones, los abrazos y las páginas de la libreta que guardaban su sabiduría.

3. La despedida, cargada de emoción contenida, donde la ausencia física se transforma en una presencia simbólica que sigue alumbrando la calle y la memoria de los suyos.

En lo estilístico, destacan la sencillez y naturalidad del lenguaje, que refuerzan la autenticidad del homenaje.

Los versos, cercanos y directos, transmiten el sentir sincero de una pérdida reciente, sin artificio, con la fuerza de lo vivido.

El poema, celebra la vida y la huella afectiva de Doña Paquita, convirtiéndose así en un retrato entrañable y universal de una mujer buena y de un ser humano grande.

Doña Paquita, con todo mi respeto y cariño,
María Bueno