Introducción al poema:
“Intenso dolor” es un grito poético que surge del desconcierto y la herida profunda que dejan la violencia, la injusticia y la deshumanización. A través de imágenes de asco, vacío y desgarro, la voz lírica denuncia la separación entre los seres humanos y la Tierra, su madre fecunda y generosa. El poema se eleva finalmente en un llamado a la conciencia, a la reconciliación y al amor fraterno, recordando que la pertenencia a la vida no puede fragmentarse en muros ni ambiciones. Es una súplica para que la humanidad recupere lo esencial de sí misma.
INTENSO DOLOR
Y un día pasó,
todo se volvió pequeño,
inaccesible, lejano.
Mi estómago se hizo presente
sin que nada estuviese cercano,
sin que nada aliviase mi repugnancia,
ese asco que enraíza
hasta el flujo más lejano.
Nos volvimos humanos
cuando lo que pretendemos
es hacernos daño.
Ese daño que infligen
no sólo unos,
también muchos cuantos.
Qué pequeños, qué insensatos,
cuánta inmensidad de lo desconocido
baja sin freno mi ánimo.
Cuántas pequeñas vidas
dentro de nuestros años,
dentro de mil vivencias,
dentro de cada paso.
Ese sentir nauseabundo
que destruye lo más humano.
Miles de vidas arrasadas,
seres vivos destrozados,
porque miles de malditos muros
nos vienen separando,
destruyendo sin medida
todo lo que hemos creado.
Manos que blanden armas
para robar lo soñado,
lo creado por tu vientre
que no deja de estar preñado
de vida, luz, agua…,
todo lo que necesitamos.
Todo aquello que pertenece
no sólo a unos pocos,
sino a todos los seres,
incluido el humano.
Ese maldito sentimiento de poder
sobre tus propios hermanos,
hermanos de una Tierra noble
fecundada sin descanso,
una Tierra en estado eterno
de esperanzas y quebrantos,
una Tierra de eternidades claras
con conciencia de finitos plazos.
Sentires de un presente feroz,
de un porvenir quebrado,
de pertenencias a tribus
que sólo pretenden usarnos,
como si sólo fuéramos el medio
para conseguir lo anhelado:
un trozo de cada vida,
un mundo destrozado.
Nada es necesario
cuando pretendemos tanto.
¡Tanto, tanto!
¿Qué es todo esto
que ahora estamos llorando?
¡Ay, conciencia!,
eres el tesoro guardado,
la única que podrá rescatar,
dentro de lo destrozado,
las almas perdidas
que lloran sin descanso.
Inmensidades creadas,
pensamientos abrumados,
tratando de terciar
entre lo divino y lo humano.
Reconciliar desde la razón,
reconciliar desde el amor
que nos debemos como hermanos,
que un día fueron parte
de un mismo vientre colmado,
una Tierra que no es el hogar
de sólo unos cuantos.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
Análisis literario y crítico de INTENSO DOLOR:
1. Temática
El poema aborda el sufrimiento humano provocado por la violencia, la ambición y la ruptura con lo esencial: la fraternidad y el cuidado de la Tierra. La voz poética denuncia cómo la humanidad se pierde en el poder y la destrucción, olvidando la conciencia como única guía de redención.
Se entrelazan tres grandes ejes temáticos:
El dolor existencial: aparece desde el inicio en el cuerpo (“mi estómago se hizo presente”), como símbolo del rechazo visceral a la realidad.
La denuncia social y ecológica: se señalan los muros, las armas y la ambición como responsables de la destrucción de vidas y de la naturaleza.
La esperanza de reconciliación: pese a la crudeza del dolor, surge un llamado final a la conciencia y al amor fraterno, como salvación posible.
2. Simbolismo
El estómago / el asco: representa la reacción más instintiva y visceral frente a la injusticia y el dolor, una verdad que no puede callarse.
Los muros: símbolo del egoísmo humano, de las fronteras físicas y mentales que separan a los seres y destruyen lo colectivo.
El vientre preñado: imagen poderosa de la Tierra como madre fecunda, siempre generadora de vida, aunque los hombres insistan en dañarla.
Las armas: encarnan la violencia y la apropiación de lo ajeno, la negación de la vida.
La conciencia: aparece como única luz y tesoro guardado, capaz de devolver a la humanidad su esencia y reconciliar lo divino con lo humano.
3. Impacto emocional
El poema transmite una fuerte carga emocional. Su ritmo alterna entre el lamento desgarrado y la denuncia, provocando en el lector un eco de indignación y tristeza. La fuerza expresiva reside en la mezcla de imágenes corporales (el estómago, el asco), colectivas (los muros, las vidas arrasadas) y cósmicas (la Tierra, la eternidad).
La tensión poética va desde la opresión del dolor hasta la búsqueda de redención, cerrando en una súplica esperanzada. Este recorrido emocional genera en quien lee un estremecimiento inicial y una apertura final hacia la reconciliación.
En síntesis: “Intenso dolor” es un poema de denuncia y de conciencia, que transforma el asco y la herida en un clamor universal por la unión, el respeto a la Tierra y el reconocimiento de la fraternidad humana.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
INTENSO DOLOR

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