VEN

 Introducción al poema VEN:

Este poema, escrito hace dos décadas, es un canto íntimo al amor sin temores, a ese deseo de construir un refugio común donde el cuerpo y el alma se entrelazan sin medida. En sus versos vive la urgencia tierna de dos corazones que no se buscan, sino que se encuentran. El poema nace desde el anhelo, pero se ancla en la certeza de lo vivido. Es un testimonio de una plenitud amorosa que deja de ser sueño para convertirse en realidad encarnada.


VEN

Ven aquí.
Construyamos juntos
un lugar donde amarnos,
un amarnos con besos desbocados,
con la nobleza de sentirnos únicos, pegados.

Pegados sin remedio,
simplemente abrazados
en un lugar sereno,
en ese lugar deseado,
tejido con latidos
de dos corazones atados.

Quiero retener tu olor,
tu aliento, tus manos;
manos que me acarician
sin temor al desnudo, al fracaso.

Porque amar es mucho más
que lo esperado.

Porque amar es atesorar,
dentro de mi alma, tus abrazos.

El laberinto de tu piel,
mil veces superado,
porque es el único camino
que tú y yo anhelamos.

Ya no tengo que imaginarte,
ya no necesito soñarlo,
porque la realidad de mis días
supera lo imaginado,
cuando ni siquiera existías.

© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.


Crítica literaria del poema:

El poema VEN se sostiene sobre la fuerza del imperativo amoroso. Desde el primer verso, el llamado “Ven aquí” establece el tono íntimo y urgente que atraviesa todo el texto. La voz poética no solo invoca la presencia del otro, sino que la transforma en un espacio compartido: un lugar de entrega, refugio y plenitud.

La estructura del poema avanza desde el anhelo (“construyamos juntos un lugar donde amarnos”) hacia la certeza de la unión (“ya no tengo que imaginarte, ya no necesito soñarlo”), mostrando una evolución natural del deseo a la realización. Este tránsito le da profundidad emocional y narrativa, como si el poema fuese un viaje desde el sueño hasta la vivencia concreta.

En el plano estilístico, destaca el uso reiterado de palabras ligadas al contacto físico —“besos”, “abrazos”, “piel”, “manos”— que no son meros elementos eróticos, sino símbolos de unión y pertenencia. La corporalidad se convierte aquí en metáfora del arraigo del amor verdadero, donde lo físico y lo espiritual se funden sin miedo al fracaso.

La cadencia, construida con versos breves y un tono confesional, le otorga al poema musicalidad y cercanía. A su vez, la repetición de expresiones como “porque amar” intensifica la idea de definición, como si el yo poético buscara fijar por escrito una verdad universal del amor.

En conjunto, VEN es un poema de amor en estado puro: honesto, sin artificios, vibrante en su intimidad. Su mayor valor reside en la capacidad de transmitir la emoción sin ambages, logrando que el lector participe de la intensidad del sentimiento que lo inspiró.

 

 

 

Comentarios

Una respuesta a “VEN”

  1. Avatar de
    Anónimo

    Sencillamente precioso

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