Introducción al poema:
Este poema nace de la hondura de una memoria que no se deshilacha, aunque el tiempo intente borrar los bordes de la infancia. En sus versos se entretejen los recuerdos de una niña que creció amparada por la ternura y la fortaleza de su abuela, figura esencial y silenciosa que fue tejiendo, mimbre a mimbre, la base emocional sobre la que se apoya todo lo vivido.
En este homenaje íntimo, la autora reconoce que aquel amor sencillo y constante no sólo sostuvo su niñez, sino que aún hoy se mantiene como pilar invisible, acompañando sus días y sus pasos inciertos.
“Mimbres para un pilar” es, así, un canto sentido a la presencia que permanece incluso cuando ya no se toca, pero se sigue sintiendo… inmensa.
MIMBRES PARA UN PILAR
No quiero olvidarte
ni siquiera un momento,
porque son únicos
en mis recuerdos.
Recuerdos de una niña
cargada de sueños,
de cantares, de mimos,
de sonrisas que apartaban mis miedos.
Mi sentir crecía a cada momento,
reposando en mimbres
que tú ibas tejiendo.
Hoy esos mimbres son un pilar
que sigue creciendo,
que abarca mis horas
y el devenir incierto.
Esa niña que fui, aún la llevo dentro,
eternamente pegada a tus recuerdos.
Abuela,
qué enorme te siento.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
