Introducción:
En este poema, María rescata la ternura de la infancia y la memoria emocional que la acompaña. Dormires y despertares no son solo los momentos del sueño y el despertar físico, sino también metáforas del tránsito entre la inocencia y la conciencia, entre la protección y el descubrimiento del mundo. Los padres aparecen como guardianes amorosos que sostienen, con su vigilia silenciosa, la seguridad y la dicha del niño que duerme.
DORMIRES Y DESPERTARES
Guarda mi memoria
un tesoro enorme,
hecho de muchas historias;
de noches de sueños y despertares,
de esfuerzos por oír
algún ruido de voces,
el crujir de envolturas,
de ver a esos seres adorables
cargados de ilusiones, de aventuras,
de hermosos sueños llenos de anhelos
por juegos y cantares.
Cargas llenas de esperanzas
llegaban esas noches
de dormires y despertares,
acunados por el querer de mis padres,
que, con infinita ilusión,
hacían guardias reales
para acunar mis sueños,
sobre todo,
mis despertares.
© María Bueno, 2025 – Todos los derechos reservados.
DORMIRES Y DESPERTARES

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